Fascismos y Antifascismos 2/3: El antifascimo Domizzi y el Conversatorio

Continuamos con la segunda parte del conversatorio «Fascismos y Antifascismos».

En esta segunda parte, el compañero Domizzi retoma la definición del fascismo de Adorno para dar pie al desarrollo de la crítica antifascista.

Junto al conversatorio, acompañado de los trabajos de Andreassi Cieri y María Bordagaray, se abre la posibilidad de ampliar el espectro de la lucha antifascista a la lucha tanto individual como colectiva y sobretodo, internacionalista.


Un sistema de dominación autoritario caracterizado por un monopolio de la representación política por parte de un partido único y de masas organizado jerárquicamente; una ideología fundamentada en el culto del jefe, en la exaltación de la colectividad nacional y en el desprecio de los valores del individualismo liberal y en el ideal de colaboración entre clases…

Ésta es la definición que da Bobbio, Mateucci y Pasquino sobre el fascismo, tendencia que en el contexto actual es -de nuevo- una amenaza. Cientos de norteamericanos ven sus privilegios alzarse a través de la figura de Donald Trump, personaje que tiene el poder desaparecer a un(a) “inmigrante”.

Por otra parte en Europa las fronteras arden, ciudadanxs alarmadxs señalan y juzgan a miles de personas migrantes de los países árabes, atemorizadxs esperando las bombas en sus propias casas, cuando la situación es claramente distinta. Naciones como Alemania, Francia, Suecia, Rusia y todo el Reino Unido, por decir algunos países se van a la carga de una disputa por la “seguridad” de sus propias naciones y sus ciudadanos furiosos empiezan a cultivar un resentimiento hacía otras personas. Es aquí cuando aparecen sujetos políticos haciendo el llamado a la unidad patriota, a señalar al extranjero, a criminalizar a personas de otro color, etc.

Mientras tanto, en América el experimento fallido de la izquierda moderada en Brasil, Argentina, Bolivia o Ecuador observa el crecimiento de las derechas más podridas, donde la protesta es fuertemente castigada y los presos políticos abundan, mientras que los medios mantienen un silencio casi perpetuo.

Sudamérica no se salva de fantasmas fascistas, aun sobran heridas que dejaron las dictaduras tanto en Chile y en Argentina, los miles de muertos que aún no han sido encontrados y las infinitas incógnitas sin resolver. En esta parte de nuestro Siglo XXI, se nos presenta nuevamente el reto de analizar con cautela los desastres que nos rodean,  pero tomando acciones contundentes contra el fascismo.

Adorno, sobre el fascismo.

Varias son las personas que han hablado sobre el fascismo, en este caso en un primer punto me enfocare en el estudioso de las ciencias sociales Adorno, profesor en Alemania que huyó del fenómeno nazi, de Hitler, de la segunda guerra mundial en 1945. Como critico neo marxista, tenía varias hipótesis sobre el fascismo, la primera era que el fascismo no ha sido superado, que el sistema económico capitalista como tal, en ciertas circunstancias,  engendraba una vida del olvido, por ende tendemos a no recordar nuestra conciencia histórica y las atrocidades que se han cometido contra la humanidad. Dicho lo anterior el investigador apunta:

Desde la Segunda Guerra Mundial, sintoniza muy bien con la animosidad contra la historia de la consciencia americana verbalizada por Henry Ford con su «History is bunk» {la historia es charlatanería»), con el espectro de una humanidad sin recuerdo. No se trata de un nuevo producto de la decadencia, de una forma de reacción de una humanidad agobiada, como suele decirse, por estímulos con los que no sabe ya cómo arreglárselas; es un fenómeno necesariamente vinculado a la progresividad del principio burgués.

Continúa explicando:

“La sociedad burguesa está de modo universal bajo la ley del intercambio, del «igual por igual» de cálculos y cuentas, que pasan y de los que en realidad nada permanece. El intercambio es por definición algo intemporal, como la ratio misma, como las operaciones de la matemática, que en su forma pura apartan de sí el momento temporal. Así desaparece también el tiempo concreto de la producción industrial. Esto discurre cada vez más en ciclos idénticos e intermitentes, potencialmente uniformes, no necesitando ya apenas la experiencia acumulada. Lo que en definitiva no significa sino que el recuerdo, el tiempo y la memoria son liquidados de la sociedad burguesa, según va avanzando ésta, como una especie de resto irracional, de modo similar a como la racionalización progresiva de los métodos de producción industrial reduce, junto con otros restos artesanos, también categorías como la del tiempo de aprendizaje, o lo que es igual, de adquisición de experiencia. Privándose del recuerdo y agotándose, perdido todo largo aliento, en la adecuación a lo que en el momento cuenta como actualidad, la humanidad se limita a reflejar una ley evolutiva objetiva”.

Dicho lo anterior, es notorio como el sistema va moldeando experiencias y sentimientos cada vez más vagos y superfluos, cosas que van y vienen, que permiten que se pierdan y que no necesariamente haga que aprendamos algo. 2016 será un año que no olvidaremos, un año en el cual Donald Trump, el hombre más odiado del momento, se hace en el poder de la nación más odiada del mundo, EUA.

Y bueno, parecía sorprendente para algunxs que este tipo de racistas, sexistas y capitalistas, tomen la silla presidencial, pero para personas como Adorno es un simple chiste crudo, algo real, algo del cual aún no aprendemos y que hasta parece lógico que personajes como este llegue al lugar en el que está.

No es de extrañarse que un lugar, que históricamente presenta altos niveles de racismo, como lo es EUA llegue a esos extremos, exaltando los valores patriotas, el odio hacia lo diferente, las acciones violentas hacia los migrantes, mujeres y personas de color, mandando a sus ciudadanos a conflictos militares con otras naciones. El sistema como lo conocemos quiebra, siempre quiebra, para muchxs siempre está la opción de culpar al otro, pero jamás se plantea la posibilidad de deshacernos del actual forma en la que vivimos.

Y como vivimos en un sistema tan monótono, tan mecanizado, tendiendo al olvido de nuestras experiencias, Adorno pone sobre la mesa una tesis de Freud sobre la civilización: la civilización engendra, a su vez, anti civilización, y la refuerza progresivamente, ésta puede expresarse para Adorno como en formas del holocausto en Auschwitz, en el Apartheid en África, los cientos de presos políticos torturados en la dictadura de Pinochet, los perseguidos en las dictaduras en Argentina, etc…

Para finalizar este punto, Adorno apunta que hay que pelear contra toda tipo de opresión, hay que luchar contra cualquier manifestación de fascismo, que los miles de muertos no fueron en vano y que recordemos a nuestros camaradas que resistieron a toda tipo de atrocidad en contra de sus vidas. Explica que el compromiso debe yacer en sacar a la luz cualquier forma que haga expresar lo peor de una persona, a encontrar mecanismos de resistencia ante tales formas y a no ver a los asesinados como culpables, como lo ha hecho el Estado gringo con sus bombardeos en Medio Oriente o con la criminalización  de la gente afro americanos.

Andreassi Cieri sobre el fascismo y el antifascismo

El fascismo ha sacudido al mundo en varias ocasiones, una de ellas fue el 28 de Octubre de 1922, cuando Mussolini es nombrado el primer ministro de Italia, luego de la gran marcha sobre Roma, lo que Cieri denomina como uno de los hechos más importantes para el fascismo, es cuando deja de ser una posible amenaza para convertirse en una realidad.

Cieri y Clara Zetkin concuerdan en considerar al fascismo como producto de un descontento social provocado por el fallido estado burgués, que se expresa con una violencia de las clases dominantes pero está apoyada por las clases medias urbanas y rurales. Además, Cieri concuerda con Adorno en que el movimiento fascista ya se gestaba desde el siglo XIX, resultado de los intereses políticos de la modernización capitalista de la época, impulsando la crisis de los gobiernos burgueses liberales.

Por otra parte, Cieri ve el nacimiento  del anti fascismo en Europa en un conjunto de acontecimientos como la destrucción del movimiento obrero austriaco en 1934, la llegada de los nazis al gobierno de Alemania, el expansionismo de la Italia bajo el mando de Mussolini y la revolución social de España en 1936. Los Frentes antifascistas comenzaron a presentarse como una estrategia para frenar el avance fascista, se buscaba una unión política y activa entre las clases obreras y las clases medias que fueron golpeadas por las crisis y los exterminios ocurridos en Alemania.

Laborie propone analizar la resistencia partiendo de que no solamente luchar es matar al ocupante nazi, sino que hay que re pensar nuestras acciones cotidianas e ideas, una acción no puede ir por sí sola, necesita de una idea, por lo tanto un discurso reflexivo nos provee de estrategias contra el fascismo y el horror que puede llegar a representar. Laborie y Cieri, proponen que la resistencia es un espacio político donde no solo se combate al fascista sino que también invitan a tomar decisiones y alternativas a los miembros de una sociedad de manera horizontal, evitando así que las condiciones del fascismo se repitan, esto sería una acción más significativa que puede llegar a trascender en el largo y corto plazo.

Entonces, cuando hablamos de anti fascismo debemos hablar de resistencia, puesto que quien resiste, niega la posibilidad de la opresión e invita a la acción reflexiva y coordinada. Las condiciones obligan al anti fascista a presentar un elemento político revolucionario, ya que se enfrenta al Poder, uno que es opresor y excluyente, y en ese sentido habría que ser tan radicales como lo es el fascismo. En este caso debemos aplaudir a todas las personas que han resistido el proceso post-electoral en EUA, todas esas marchas y mítines provocados por el racismo y la misoginia de Donald Trump, ya que la pelea se presenta en muchos ámbitos ideológicos y culturales, por lo tanto no queda más que la ardua resistencia. No nos queda claro si padeceremos de un atentado a nuestras libertades colectivas como el que sufren en este momento en EUA, pero al menos ya nos han mostrado cómo podemos responderles.

María Bordagaray: las luchas y resistencias de lxs antifascistas en Argentina

Sería un error hablar sobre el fascismo y no tocar la problemática en Sudamérica, tierra de personajes siniestros y de heridas que jamás podremos borrar. Para el año de 1930, tras el golpe militar de Félix Uriburu contra Hipólito Yrigoyen, María Bordogaray lo identificó como el momento donde el anarquismo peleaba sus últimas cartas contra la dictadura militar, conclusión a la que se llega tras la realización de investigaciones y discusiones profundas difundidas en centros de trabajo y barrios a través de periódicos o folletos como La Protesta, organizaciones sindicales ilegalizadas de manera inmediata agrupadas en la Federación Obrera Regional Argentina -una de las organizaciones anarco-sindicalistas más grandes de la historia- que llevaban la resistencia a la calle, al centro de trabajo, al hogar y al pensamiento bajo el principio de la autogestión, además de diversas acciones colectivas, individuales e insurrecionales del resto del movimiento libertario en Argentina, Uruguay y Chile.

María explica que las primeras acciones desde el Poder después del golpe militar fue el disuadir cualquier posible amenaza, por lo que se desarrolló un plan de exterminio con estrategias contundentes, la persecución y el encarcelamiento directo eran las más utilizadas para terminar con cualquier foco que intentara agitar a la población.

A partir de este punto para la autora, surge la necesidad de la creación de una organización específica anarquista para brindar apoyo entre los y las presas, por lo que en 1935 se fundó la Federación Anarco Comunista Argentina quien desarrolló tres líneas de trabajo principales para resistir a la dictadura, la difusión de las ideas y las noticias anarquistas a través del periódico Acción Libertaria, la creación de comités de solidaridad con presos anarquistas o para brindar apoyo a la CNT española y el impulso de las alianzas antifascistas.

El movimiento anti fascista permitiría a anarquistas realizar trabajos en conjunto con comunistas lo que permitió diseñar estrategias de acción y movilización frente a la dictadura. Para María, si bien resulta difícil delimitar como tal el anti fascismo, concuerda con Passolini en mostrarlo como una cultura política con tradiciones de izquierda.

Dicho lo anterior rescatamos la siguiente cita de Passolini:  “(…) la cultura antifascista fue también una red de relaciones sociales y una red institucional que se organizó a partir de un tejido de centros culturales, ateneos y bibliotecas(…)», los que brindaron espacio a intelectuales, trabajadores, amas de casa y estudiantes para desarrollar su militancia política.

[1/3: ¿Qué es el fascismo?]

[3/3: Nuestros fascismos]

4 comentarios sobre “Fascismos y Antifascismos 2/3: El antifascimo Domizzi y el Conversatorio

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