Lo que reproducimos a continuación es el primer producto de la reflexión individual y colectiva llevada a cabo en abril del 2017 en la ciudad mexicana de Monterrey, Nuevo León.
En esta primera entrega, el compa Xavi sintetiza y cuestiona los origenes del fascismo y sus principales características, esperando que con esta caracterización se pueda profundizar tanto en el estudio como en la lucha en contra del fascismo.
¿Que es el fascismo?
Por Xavi y el Conversatorio
La interpretación del fenómeno del fascismo puede caer en diferentes caracterizaciones. Lamentablemente el marxismo en la descripción del fenómeno social fascista recayó en una interpretación simplista, viendo a este como una simple continuación de la burguesía gobernante, cuyo único objetivo era limitar la democracia que se dirigía, según la propia burguesía, hacia una democracia socialista, por lo que el grupo gobernante tiene que recurrir a un estado autoritario, para que retrocedan los derechos de los trabajadores, además de la organización política de estos. En esta interpretación se cae en un círculo vicioso de democracia-fascismo-democracia.
El análisis anterior corresponde más bien a un estado nacionalista autoritario, no necesariamente un estado fascista. En el primero el poder es tomado por una élite, resaltando el sentimiento de la nación humillada (nacionalismo) pero sin la participación política de las masas. En el segundo la inmersión política de las masas es imprescindible, como sujeto pasivo en cuanto a la toma de decisiones siguiendo al líder carismático y sujeto activo en la parte violenta en el ascenso de ese lider.
Otra interpretación es que el fascismo en sí surge como un movimiento anti-burgués, criticando el oportunismo de éstos en la primera guerra mundial, siendo el liberalismo, la democracia burguesa y el individualismo el centro de su crítica. A su vez es un movimiento anti-socialista, generado por la supuesta actitud anti-patriota de las organizaciones obreras que se opusieron a participar en la primera guerra mundial. Así los primeros grupos fascistas surgen del seno de la guerra, con la moral decaída por la derrota regresaron los soldados y fomentaron la violencia contra quienes consideraban traidores en la guerra: socialistas y burgueses.
Sin embargo, ninguna de estas interpretaciones terminan de esclarecer las razones del surgimiento del fascismo.
¿El fascismo es conservador o revolucionario?
En primer lugar el fascismo italiano se apoya en manifiestos futuristas como el de Filippo Tommaso Marinetti, en la exaltación de la irracionalidad del sindicalista George Sorel en sus Reflexiones sobre la violencia, en un colectivismo supremacista en el cual suponía la camaradería de los verdugos, frente a la debilidad de las víctimas, además de la concepción de la necesidad de un Estado rector de la vida social, cultural y económica, la cual se expresaba en la frase “todo dentro del Estado, nada fuera de él”.
Estos son elementos de una contrarrevolución que se apropia de la dinámica revolucionaria, comandada por un líder carismático que guiara al “pueblo o la raza” hacia su destino supremo, la superación de la nación frente a sus enemigos, otros estados-nación. Los fascistas marcan su diferencia (contra)revolucionaria con las dos ideologías de mayor representación en la historia, apoderándose de algunos elementos de estas.
Del capitalismo se retoma noción de mercado, pero en su dimensión monopolista, es por esto que vemos a los fascistas aliados con algunos sectores de la burguesía más reaccionaria, con el fin de eliminar la competencia e implantar el monopolio. Aunque algunos autores señalan que los fascistas rescatan la violencia como motor de la historia del marxismo, más bien, hacen uso de la dialéctica hegeliana en la que una propuesta destruye a la otra, mediante su superación por la violencia, “la dialéctica de los puños y las pistolas”.
El fascismo está compuesto de dos negaciones. La primera negación es la de la democracia, pero no solo en su fase de democracia burguesa representativa, sino en su significación más profunda, como validación de la autodeterminación de las personas para la toma de decisiones, sustituyéndola por una dictadura totalitaria. La segunda negación es la de la igualdad y la unidad de la especia humana, quedando este espacio ocupado por la teoría racista y el darwinismo social como principios de acción y interpretación de la realidad social.
Los antecedentes del fascismo
Si la crisis posterior a la primera ola de la revolución industrial dejó como su hijo al movimiento obrero, el hijo bastardo de la crisis de la segunda revolución seria el fascismo. La explicación recae en que después de la primera ola de industrialización, el sector mayoritario de la población era la clase obrera, la sección de administradores (supervisores, administradores financieros y científicos) de la industria aún era muy pequeña, los burgueses se servían más bien del alargamiento de la jornada de trabajo para generar sus ganancias.
Sin embargo en la segunda fase de expansión del capital, se va creando la pequeña burguesía industrial (clase media), por el aumento de la necesidad de administradores industriales, para sacar mayor provecho (ganancia) en menor tiempo a los trabajadores. Por lo cual frente a la crisis de la segunda ola, el miedo de esta clase a la proletarización, sumada a las contradicciones ideológicas de la pequeña burguesía comerciante, de profesiones liberales y del campo, se vuelven la base material para la existencia del fascismo. Aunque algunos autores se refieren al fascismo como un movimiento interclasista, la mayoría se remite a este como un movimiento alimentado principalmente por la clase media en época de crisis económica.
Los factores psico-socio-históricos del fascismo
Existen interpretaciones del fascismo desde las distintas ciencias sociales. Entre la historia, la sociología, las ciencias políticas, el periodismo y la psicología social se logran esbozar algunos elementos que contribuyeron al entendimiento de la diseminación, contagio o masificación de la ideología fascista.
Desde la historia existen interpretaciones del fascismo como un pensamiento que no tenía arraigo en la tradición europea de «amor a la libertad», mientras por otro lado se maneja al fascismo como la manifestación de una profunda crisis social que se gestó con mucha anterioridad a la aparición del mismo. En las versiones sociológicas se asigna una ideología política a cada grupo social: la derecha correspondería a los burgueses, a la izquierda los trabajadores y en el centro los diferentes niveles de las clases medias, aunque esto conlleva a un determinismo economicista que analizaremos más adelante. En este caso el fascismo seria fruto de las contradicciones ideológicas de los sectores más exaltados de la clase media.
Por su parte la psicología social ha brindado elementos muy importantes para la comprensión del fascismo. Por ejemplo, Adorno ahonda su análisis en la caracterización de la personalidad autoritaria, un estudio de la población de Estados Unidos, para determinar si dicha población era potencialmente fascista. Erich Fromm en su libro “Miedo a la libertad” hace una reconstrucción del miedo, la angustia y la renuncia a la libertad en la sociedad moderna, explica que la negación de la libertad propia se sustenta en el ansia de sumisión, mientras la negación de la libertad del otro se basa en el ansia de poder. Al igual que Freud, recurre a un mito fundador como el de Adán y Eva, para recalcar que el miedo a ser libre, se alimenta de la indecisión y la vulnerabilidad, además de las repercusiones que conlleva tomar una decisión. Por último recurre a la época medieval para hacer alusión de la omnipotencia de la iglesia, pero con el paso a la sociedad moderna y la “muerte de dios”, y la libertad que conlleva valerse de sí mismo (vender tu fuerza de trabajo) lleva a algunos seres humanos a sentirse en desamparo y recurrir a un nuevo dios: el Estado, totalitario y fascista.
Wilhelm Reich en Psicología de masas del fascismo, reconoce que hay una falta de herramientas de análisis en el marxismo «vulgar» para comprender el fenómeno social del fascismo. Por lo que recurre a herramientas como la psicología freudiana para explicar la aparición de esta expresión política. Por una parte recurre a la crítica de la situación económica e ideológica y a la aproximación de Lenin, quien para describir el proceso de la incongruencia entre una situación económica y una situación ideológica usa del concepto de retraso del factor subjetivo. Pero Reich intenta ir más allá, observando que no solo es un retraso, sino es toda una estructura ideológica edificada sobre la familia burguesa. La pregunta que intenta resolver el autor es ¿Por qué no se desarrolla la conciencia de clase, si se supone que las condiciones económicas están dadas para la revolución?
Reich responde que sobre la base formada por la familia monógama se gesta la base ideológica para las contradicciones entre libertad y autoridad, las cuales se nutren en la pequeña burguesía en su aspiración por ser como la burguesía, pero cuando la situación económica de las clases medias y proletarias dista mucho de las condiciones de vida burguesas, se recurre a una compensación moral: el deber y el honor. Ese par de valores conllevan a la formación de un “espíritu filisteo”, en el cual el padre representa a la autoridad, al Estado, frente a este la mujer mantiene una sumisión de autoridad y sexual, al igual que los hijos, estos en su estado de dependencia se identifican con la autoridad, a la cual atribuyen una carga afectiva.
La represión sexual cuando se perpetúa a la vida adulta adquiere la cualidad de fuerza social reaccionaria, en principio porque esta inhibición es la base del agrupamiento en familias y de la conciencia individualista de la personalidad. Si el padre simboliza al Estado, la madre viene a representar en la ideología fascista a la Patria, el vínculo sexual del niño con la madre (complejo de Edipo) es consecuencia de los límites fijados a la sexualidad del niño, y que vincula a éste a los valores de la Iglesia y la moral burguesa. Finalmente enuncia Reich que “la defensa de la familia es el primer mandamiento de la política cultural reaccionaria”.
El ambiente del fascismo
Pierre Milze separa el proceso del fascismo en cuatro fases:
- En el primer periodo se forma la base ideológica, se da la reacción irracional de las clases medias para intentar frenar fenómenos como la desestructuracion de la sociedad tradicional (exaltación de la familia), evitar la proletarización de la clase media (base racial), la amenaza de la revolución obrera (base anti-socialista). En este periodo hay que agregar algunas ideas de base ideológica como la “formación del súper-hombre”.
- El segundo periodo es donde se logra la hegemonía, mediante la alianza de la pequeña burguesía comerciante, industrial y agraria; además de lograr el apoyo de sectores específicos de los grandes capitales (monopolistas).
- En el tercer periodo ya se da la consolidación en el poder, mediante una integración como movimiento interclasista atado a los intereses del capital, generado principalmente con el apoyo social de la pequeña burguesía.
- El cuarto periodo completa la formación del estado totalitario, con la apariencia de un estado de guerra, este se vuelve rector de la vida social, política, cultural, económica y hasta sexual de la sociedad bajo el fascismo. La formación de un partido único en ocasiones absorbido por el Estado (Italia), en otros se forma una estructura dual (partido-estado en Alemania), que con el monopolio de los medios de información y una distribución estratégicas es capaz de controlar y castigar casi cada elemento de la vida social, sembrando el terror, llegando incluso al genocidio de las personas no consideradas ciudadanos del Estado fascista.
Hay que señalar algunos elementos característicos del Estado fascista: como la educación fascista, la purga de las profesiones que no sean necesarias para los planes del Estado y la quema de libros subversivos. El racismo como política de Estado, en este sentido el Estado nazi-alemán desarrolló el mito de la supremacía aria, pero no es el único caso de racismo. Los japoneses igualmente se consideraban superiores al resto de las razas asiáticas, por lo que iniciaron la expansión del Imperio del Japón antes de que se unieran a las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. El vanguardismo, el ejército civil, un líder carismático, las juventudes adoctrinadas y el monopolio estatal de los medios de producción y comunicación son elementos propios del Estado totalitario tanto bolchevique como fascista.
El Antifascismo
Este movimiento social surge de la formación de frentes populares en la lucha contra el Fascismo, como primer paso surge de la unión del movimiento obrero socialista con los partidos comunistas simpatizantes de la URSS, anteriormente separados por diferencias en la concepción de la revolución. Pero el factor realmente progresivo e innovador del movimiento es la inclusión de la clase media a la conformación de esta alianza, debido a que ésta había sido utilizada como base social del Fascismo y porque la teoría del marxismo vulgar, había excluido por una lectura dogmática el análisis y el peso político de la clase media.
La defensa de la democracia radical (horizontal, directa, cotidiana y desde abajo) se convierte en un punto fundamental del Antifascismo, primero por su impacto en la transformación social capaz de llevar a cabo, por las restricciones que es capaz de imponer a las fuerzas sociales responsables del surgimiento del fascismo. Se establece una relación antitética entre democracia y fascismo, como dos formas imposibles de coexistir.
Tres ejemplos históricos de la práctica antifa, es la formación de la IV República Francesa, la República Antifascista Italiana, la formación de frentes populares en la época de la Segunda República Española, esta última con la participación de brigadas internacionales. La resistencia al autoritarismo del Estado Fascista, no solo se basa en una mera defensa, sino que ocasiona una práctica o modelo organizativo de reorganización social que se compone de una democracia avanzada y de un enérgico programa anti-capitalista, que conllevaría una nueva democracia industrial, proceso interrumpido por el inicio de la Guerra Fría.
La resistencia se convierte en una práctica revolucionaria, dejando de lado la tesis de la “dictadura del proletariado”, re-introduciendo la democracia participativa y real como base para la toma de decisiones, sumado a esto en un contexto todavía fascista, la resistencia se vuelve el único acto de autodeterminación y libertad, que si bien es una decisión individual se articula en una lucha colectiva, dando pie al surgimiento de los comités de liberación, que se perfilaban como embriones de lo que podría llamarse una democracia radical.
En esencia el movimiento Antifascista es anti-racista, debido a su base asentada en el movimiento obrero y por ende su perspectiva internacionalista, en este momento las brigadas internacionales le dieron una existencia práctica a esta perspectiva, refutando las tesis racistas y nacionalistas, haciendo hincapié en que la solidaridad y la igualdad trascienden las falsas fronteras de los Estados-nacionales. En base a lo anterior la cohesión comunitaria y el apoyo internacional van creando una solidaridad basada en el esfuerzo compartido, generando un igualitarismo visible que pone énfasis en la continuidad y materialización de los objetivos históricos del movimiento obrero.
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