Arnoldo: Desde hace un año me embarqué en el desarrollo de estos textos los cuales tienen como motivo esclarecer las diferencias entre marxistas y anarquistas tras la nefasta exposición del tema por parte del grupúsculo Comunistas Unidos en el artículo “Esa disputa que se traen entre anarquistas y comunistas”. Al sacar la primera de las tres partes que de este texto recibí críticas abiertas de anarquistas y marxistas, que para mi sorpresa en su mayoría tendían a la realización de esfuerzos colectivos para superar éstas discusiones estériles.
Estoy de acuerdo, por eso considero que el análisis histórico sea ese esfuerzo necesario para lograr abrir el diálogo entre tendencias, experiencias y latitudes. Por esta razón este texto es una colaboración con el compañero marxista de la Red Antihistoria, César Ochoa. Hoy nuestras voces se funden en un texto que plantea revisar la etapa más controversial de la historia de la URSS: el periodo de Stalin.
César: Resulta difícil para un amante de las lecturas de Marx y Engels no recordar a la revolución de octubre de 1917 como un acontecimiento merecedor de toda importancia histórica y de toda la atención que el espíritu, la inquietud, esperanza humanos, o como se les quiera llamar, pueden hacer surgir de mi persona. Quien haya crecido con los mitos -¡narraciones de la creación, realmente!- revolucionarios del siglo XX, entenderá lo fascinante que resulta el poder analizar las condiciones en que esa bandera roja que provocó aquellos «10 días que estremecieron al mundo», por decirlo con John Reed, se estableció en un país al otro lado del mundo, enorme como lo es Rusia, y como desde ahí se vieron nacer las esperanzas y se vieron morir los sueños de una gran parte de esta humanidad arrasada por la manifestación propia del capitalismo.
El siguiente esfuerzo se centrará en la figura de Stalin, en el «culto a la personalidad» y su operatividad dentro del escenario político de la URSS.

El mito de Stalin
Para el trostkista Grandizo Munis hay tres características de la época de Stalin:
1.- Terrorismo político incesante, omnipresente y casi omnipotente.
2.- Imprescindible falsificación de su propia naturaleza contrarrevolucionaria, y de la naturaleza de sus enemigos, especialmente de los revolucionarios.
3.- Explotación de los trabajadores, mediante un capitalismo de Estado, dirigido por el Partido-Estado, que militarizó el trabajo.[1]
Por otro lado, según los detentores soviéticos, a la sazón herederos de Stalin, lo que se le llama el estalinismo se basó fundamentalmente en lo que Khrushchev denominó como «culto a la personalidad de Stalin» lo que quería decir básicamente que la sociedad soviética y el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) giraban en torno al ego y la personalidad de Stalin. El «culto a la personalidad» puede entenderse como:
…un sistema establecido de veneración de un líder político al cual se
espera que suscriban todos los miembros de la sociedad. Se trata de un sistema omnipresente y ubicuo y que se espera que persista indefinidamente. Es un mecanismo deliberadamente construido y controlado, que busca la integración del sistema político alrededor de la persona del líder[2]
Sin duda la función detractora de la noción de «culto a la personalidad de Stalin» surge con el discurso del XX Congreso del PCUS, en el año de 1956. En este discurso:
La muerte de Stalin, producida el 5 de marzo de 1953, fue señalada por sus sucesores en el gobierno y en el Partido Comunista soviético como el hiato a partir del cual podía ser elaborada la autosuperación del sistema político mediante la consideración de que el marxismo-leninismo no podía bajo ningún punto de vista admitir en su seno el ejercicio del culto a la personalidad[3]
Es curioso que el propio Khrushchev haya criticado en este Congreso de manera tan dura a una figura como el «culto a la personalidad de Stalin» si, según Bill Bland:
Fue Khrushchev quien introdujo el término vozhd (‘lider’, correspondiente a la palabra alemana ‘Führer’). En la Conferencia del Partido en Moscú en enero de 1932, Khrushchev terminó su discurso diciendo: «Los bolcheviques de Moscú, reunidos alrededor del Comité Central Leninista como nunca antes en su historia, y alrededor del ‘Vozhd ‘ de nuestro Partido, el Camarada Stalin, marchan con alegría y seguridad hacia nuevas victorias en la batalla por el socialismo, por la revolución proletaria mundial»[4]
Esto deja al descubierto que el «culto a la personalidad de Stalin» fue producto de un sistema partidista sumido en las oscuras tinieblas del oportunismo.[5] «Desentierro» dicho concepto para entender las sucesiones políticas dentro de la URSS no como la «transición moral» hacia el cambio de «más no-democracia» a «menos no-democracia»,[6] sino a la muerte de todo proyecto político que pudo haber surgido en 1917.[7] Muerte que se perpetúa con la propia política estalinista posterior a la Komintern y que a su vez se vio reforzada con el establecimiento del Kominform. Esta política reforzaba la idea del socialismo en un solo país y del establecimiento de la esfera de influencia soviética,[8] que harían inconsistente la idea de que el propio Stalin motivara una política de confrontación con los gobiernos burgueses occidentales[9] pues no era la confrontación lo que mantendría viva a la Unión Soviética, sino la no negociación con occidente.

Como bien se sabe, en la doctrina de la URSS de Stalin, el Partido fusionado con el Estado es quien ejerce el control social dentro de los países que se autodenominaron socialistas. Pero las cúpulas del Partido fueron tan diversas como contradictorias: obreros, campesinos, militares, intelectuales y empresarios de las más diversas ramas se agrupan en el PCUS,[10] Stalin no es el único que se benefició del autoritarismo que se atribuye a su persona.
Para Trosky, por ejemplo, el estalinismo no fue producto propiamente de Stalin, pues en el periodo concerniente a la derrota del movimiento proletario en Europa –fundamentalmente en Alemania- se dio que:
Las masas perdieron la energía. La burocracia adquirió ventajas. Dominó a la vanguardia proletaria, pisoteó el marxismo, prostituyó al partido bolchevique. El Estalinismo resultó victorioso. Bajo la forma de oposición de izquierda, el bolchevismo rompió con la burocracia soviética y con su Comintern. Tal es la verdadera marcha de la evolución[11]
Es el estalinismo producto de las propias derrotas del proletariado internacional, y no como los detractores del bolchevismo dicen, de la inherente condición de la teoría-práctica bolchevique pues, según Trosky, «…la fuente del peligro no estaba en la doctrina o en la táctica, sino en la debilidad material de la dictadura, en las dificultades de la situación interior y exterior».[12]
Según Seweryn Bialer la administración estalinista tuvo tres grandes etapas:
La primera etapa incluyó el periodo de consolidación bolchevique, la formación de sus básicas instituciones políticas, administrativas y económicas […] La segunda etapa abarca el periodo de la revolución, o mejor dicho, las “revoluciones desde arriba” […] La tercera etapa fue la del estalinismo maduro[13]
Esta tercera etapa representa el establecimiento de un poder estatal consumado, que a la sazón es encabezado por el propio Stalin. Según el autor «El estalinismo maduro se basó en el fundamento de un terror omnipresente»,[14] y no solo en las altas filas del Partido, sino que «Stalin hizo cómplice a toda la nación, o al menos a todos sus elementos educados y activos».[15]
Sin embargo, no podemos pensar que la doctrina socialista que se dictaba desde las cúpulas del partido llegaba a todos los rincones de la URSS, sus habitantes comunes no estaban en contacto directo con la política soviética a menos que le afectara directamente. Solo los intelectuales eran obligados a aprender las máximas soviéticas en las universidades, donde ya para los sesenta y setenta empieza a crecer el descontento.[16]
Como sea que fuere, el estalinismo incurrió en interpretaciones altamente tergiversadas del pensamiento de Marx, como aquella máxima que anuncia a la sociedad comunista como una sociedad equitativa e igualitaria y que aparecen en su Crítica al programa de Gotha: ¡A cada quien según sus necesidades, de cada quien según sus posibilidades!, siendo cambiado este por «El lema “de cada quien según su capacidad, a cada quien según su trabajo”»,[17] y es que justamente con este lema el «estalinismo maduro»:
…no solo racionaliza las desigualdades y privilegios elitistas que se manifestaban en la sociedad soviética, sino que en sustancia es idéntico a las más extremas teorías funcionales que justifican amplios márgenes de estratificación en el Occidente[18]
No obstante, en el artículo ya citado de Bill Bland, la figura de Stalin aparece como un ser casi impotente y con un control verdaderamente mínimo ante las estructuras del propio partido, citando al propio Stalin: «»¿Y quién es Stalin? Stalin es solo una figura menor»»,[19] y si la crítica del XX Congreso giraba en torno a la supuesta recuperación del marxismo-leninismo como doctrina político-filosófica, el mismo Stalin diría que:
Me habláis de vuestra ‘devoción’ hacia mí… Os aconsejaría que desecharais el ‘principio’ de la devoción a las personas. Ese no es el camino bolchevique. Sed únicamente devotos de la clase obrera, de su Partido, de su estado. Esta es una cosa buena y útil. Pero no la confundáis con la devoción a las personas, esa fruslería vana e inútil propia de intelectuales de escasa voluntad[20]
Con esto ya desarrollado, y aunque es sumamente acotado, propongo observar a Stalin y al estalinismo, no como producto de la lógica vulgar que pretende mirarlo como hijo natural del bolchevismo -¡inclusive del marxismo!-, sino como un cúmulo de circunstancias desarrolladas a través de la historia y que de manera sincrónica como diacrónica dieron paso a la mayor derrota del movimiento obrero europeo.
Derrota que aquellos quienes recogen la bandera del marxismo –con sus admirables excepciones- se empeñan en vestir de victoria. Recientemente la figura de Stalin ha cobrado popularidad en la Rusia post-soviética. Se ha denunciado constantemente que de manera no oficial el régimen de Putin se beneficia del crecimiento de la popularidad del antiguo líder soviético.
Mientras que en el contexto mundial sobresalen figuras de derecha como Trump o Le Pen, Putin[21] busca posicionarse como el líder fuerte de aquellos países que van contra la política Occidental, así como en su momento lo fue Stalin[22], pero ¿Es acaso completa la victoria contra el fascismo-capitalismo mientras que en Rusia se persigue incansablemente a homosexuales y migrantes?
¿Es la figura del líder absoluto la salida a la democracia burguesa? Mientras compañerxs en los estados post-soviéticos y dictatoriales como lo es Bielorrusia han protestado y sido víctimas de la represión brutal y el encarcelamiento injusto[23]… nuestra respuesta, sin importar la tendencia o momento histórico, debe ser no, simple y sencillamente el movimiento obrero no puede ser derrotado una vez más por el autoritarismo y el culto a la personalidad.

Referencias:
[1]Guillamón, Agustín, ¿Qué fue el estalinismo? Consultado en: https://red-libertaria.net/que-fue-el-estalinismo/
[2]Alerta 360 Internacional, “Culto a la personalidad”. Consultado en: www.alerta360.org/secciones/articulos/culto.pdf. p. 1.
[3]Víctor Augusto Piemonte, “El Informe Secreto al XX Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética en la perspectiva oficial del Partido Comunista Argentino.
Recepción y primeras repercusiones”. Consultado en internet: cehsegreti.org.ar/archivos/FILE_00000428_1457638043.pdf. p. 224.
[4] Bill Bland, “Stalin y el culto a la personalidad ¿Qué hay de cierto?”. Consultado en internet: https://www.marxists.org/espanol/bland/1991/mayo.htm.
[5]Dicho concepto se aborda de manera constante en el ¿Qué hacer?, de Lenin, y fundamentalmente refiere a la intromisión de los intereses burgueses dentro del movimiento obrero internacional. Vladimir Ilich Lenin, ¿Qué hacer?, URSS, Editorial Progreso, 1981.
[6]Esta «fórmula», que en lo personal parece absurda, viene de: DragomirDraganov, “1956 y lo países del bloque del este sin desestalinización”. Consultado en internet: http://historia-actual.org/Publicaciones/index.php/haol/article/view/156. p. 127.
[7]Para el bolchevismo, y específicamente para Lenin, la visión de la lucha de clases era extremadamente dura, existía una noción del enemigo tal que no encontraba otra forma política liberadora que no fuese prima hermana de la famosa máxima de Clausewitz. Véase: Joaquín Abellán, Política. Conceptos políticos fundamentales, España, Alianza Editorial, 2012, pp. 327 – 330.
[8]Según Lilly Marcou uno de los principales pilares del Kominform fue la lucha político-ideológica contra la Yugoslavia de Tito, paradójicamente siendo éste último uno de los miembros cofundadores de dicho organismo. Véase: Lilly Marcou, El movimiento comunista internacional desde 1945, España, Siglo Veintiuno, 1981.
[9] «Como ya he dicho, la Historia dispone de pruebas irrefutables de que Stalin estaba preparando obstinadamente una tercera guerra mundial. Y desde este punto de vista, el XX Congreso el PCUS, el partido gobernante de la segunda potencia nuclear, preservó a la Humanidad de semejante conflagración». DragomirDraganov, Op. Cit., p. 132.
[10]Marcuse, Herbert, El marxismo soviético, Madrid, Alianza Editorial, 1975.
[11]Trosky, “Bolchevismo y stalinismo”. Consultado en internet: https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1930s/bolchev.htm.
[12]Ibídem.
[13]Seweryn Bialer, Los primeros sucesores de Stalin. Liderazgo, estabilidad y cambio en la Unión Soviética, México, Fondo de Cultura Económica, 1987, p. 23.
[14]Ibíd., pp. 24 – 25.
[15]Citado por el autor en: Ibíd., p. 26.
[16]Hobsbawn, Eric, Historia del siglo XXI, Buenos Aires, Crítica. 1998.
[17]Ibíd. p. 39. Notas.
[18]Ibídem.
[19] Bill Bland, Op. Cit.
[20]Ibídem.
[21] Eastern European Anarchists, “Putin no es grandioso, es un dictador”: Sobre la embestida del capitalismo en Rusia, Consultado en http://rupturacolectiva.com/putin-no-es-grandioso-es-un-dictador-sobre-la-embestida-del-capitalismo-en-rusia/
[22]Turch, Rut, Stalin aún proyecta una larga sombra sobre Rusia, Consultado en http://www.unitedexplanations.org/2017/04/14/stalin-aun-proyecta-una-larga-sombra-rusia/
[23] R.I./W.I., Arrestan a decenas de militantes anarquistas y a 150 manifestantes tras protestas en Bielorrusia http://rupturacolectiva.com/arrestan-a-decenas-de-militantes-anarquistas-y-a-150-manifestantes-tras-protestas-en-bielorrusia/
3 comentarios sobre “Al Borde de la Pizza II: El mito de Stalin – César Ochoa y Arnoldo Diaz”