\24. tu nombre en labios como una vasija delicada. tu nombre en labios como un juramento consagrado. tu nombre en labios como una consigna hacia el vacío. tu nombre en labios como una amenaza indetenible. tu nombre en labios como un Salmo en un Salmo. tu nombre en labios como una excusa perfecta. tu nombre en labios y morir y matar si así se tercia. tu nombre en labios y admitir que la renuncia existe. tu nombre en labios de un ser que aguarda con miedo. tu nombre en labios de la primavera. tu nombre en labios y cegado por lo cotidiano. tu nombre en labios y el azar predicho. tu nombre en labios de ninguna bandera. tu nombre en labios, tatuado y mal escrito. ¡tu nombre dicho con solo una mirada! maldito tu nombre. ¡pero hermosísimo!
Epílogo Déjame en el lado incorrecto de la historia. Déjame pelear con un brazo atado a la espalda y perder, por mi estúpida manía de fajarme solo con un brazo. Déjame resistir la concepción liberticida de aquello que llamas libertad para vivir, escuchando pájaros en las avenidas, abuelos ejercitándose en los parques, colegios llenos de niños. Déjame en el lado incorrecto de la historia. Pero déjame vivir al modo que viven aquellos que desprecias, porque esa es la verdadera Libertad. Déjame, inconforme, hablar con los que, no están conmigo conforme, pero hablar a nuestro modo. No airees sueños, ni enarboles fantasmas, no amenaces mi vista con tus oscuros espectros de la muerte. Cada vez que escucho la invitación a tu lado luminoso, me horrorizo. Tú, escogiste a Richard Nixon por Henry Wallace, Al LAPD por Christopher Dorner y lo cazaste como a un esclavo sureño a la escapada. Tú, que creaste COINTELPRO para liberarte de El Hajj El Shabazz, entre otros negros. Tú que eres residual en hospitales y excedente en invasiones humanitarias. Tú que eliges 1 tiroteo masivo cada 64 días, 12 en un fin de semana, haciéndolos pasar por la naturaleza de la vida. Tú que escogiste, escoges y escogerías al fascismo, cada vez que interesan menos tus intereses, déjame en el lado incorrecto de la historia. Déjame luchar en mi pobreza, perfeccionar el mecanismo para saciar mi hambre. No me impongas tu miopía, tu mudez, tu propaganda, tus opciones, tus sanciones. Déjame en el lado incorrecto de la historia junto a Chico Mendes, con los líderes sociales que asesinan cada noche en Colombia, con los maricas de Stonewall y los favelados. Déjame en el lado incorrecto de la historia con los desaparecidos a la izquierda de la cifras macroeconómicas, con los muertos de las dictaduras que alegremente apoyas. Déjame en el lado donde viven el millón y medio de comunistas muertos en Indonesia en el 65. Déjame con los masacrados invisibles del Black Wall Street, en Tulsa. Déjame con los filipinos enterrados por tus fuerzas ocupantes, con la ceguera de Sandino y Benito Juárez. Déjame sembrado en las cunetas de cualquier camino, pueblo, a la vera de los cementerios, en tierra sin consagrar. Déjame con los nietos de cangaço, la milpa y las candongas. Déjame en los palafitos, los manglares y los kilombos. No me vendas tu libertad como un paradigma insustituible. Déjame con los que no tienen nada y quédate tú con los que quieren absolutamente todo. Quédate con el buenismo y la corrección que esconden las injusticias, Quédate con los privilegios de unos cuantos tragándose la libertad de todos. Quédate con el mercado donde cada mañana se venden al alza tus discursos de odio y beneficios, Que yo me quedo en el lado incorrecto de la historia. Pobre, pero contento.
“Te llamarás Pueblo.”
Huerga y Fierro Editores, 2021.
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