Un anarquista a la juventud regiomontana: Democracia y las elecciones

Ensayo sobre la Democracia y las elecciones; una discusión de un anarquista con la juventud regiomontana.

Anónimo

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Redacte 13 capítulos de este ensayo entre los meses que van de mayo a julio de 2012; el contexto de ese período estuvo gobernado por las elecciones presidenciales de las que Enrique Peña Nieto, abanderado del PRI, resulto vencedor.

Pese a ser el indiscutible puntero durante la mayor parte de las precampañas, Peña Nieto se encontró distintas ocasiones en aprietos al confluir distintas fuerzas en lucha orientadas objetivamente por el programa socialdemócrata de López Obrador, quién se perfilo como un potencial competidor que genero alrededor de su figura una ilusión en muchos jóvenes de nuestro país.

En Nuevo León, cientos de jóvenes se agruparon en asambleas cívicas con la definida intensión de defender el voto de la ciudadanía, de promoverlo, de provocar la participación en la jornada electoral.

Poco a poco, el movimiento juvenil se orientó objetivamente contra Peña Nieto y el PRI y desempeñó (involuntariamente sí se quiere) el papel de fuerza auxiliar en la lucha electoral dirigida por López Obrador. Pese a las buenas intenciones de la juventud y las ilusiones en el hipotético triunfo de Obrador, el PRI recuperó la presidencia tras 12 años de relativa ausencia.

El movimiento juvenil participó activamente en el sostenimiento de la oposición nacional en resistencia contra lo que consideraron una imposición.

La dirección de la resistencia, tras la derrota del 2 de julio, trazo los objetivos y señalo a los enemigos del movimiento: los medios de comunicación masiva (Televisa, principalmente) y las grandes empresas transnacionales (Soriana). Boicots, tomas “simbólicas”, marchas, reuniones, asambleas y diversas acciones se realizaron a lo largo y ancho del territorio.

Pese a la resistencia opositora, las autoridad electorales sancionaron la victoria del PRI. De poco sirvieron las maniobras legales para demostrar las irregularidades del proceso electoral presentadas por la oposición. Los partidos políticos más grandes de México se agruparon en torno al candidato mediante la firma del Pacto por México. La toma de protesta del 1-D tuvo como escenario enfrentamientos entre la juventud, los estudiantes, maestros y mujeres contra la policía federal y diversas corporaciones. El PRI anunció su regreso.

El despliegue de fuerzas policiacas del 1-D constituye una muestra en la continuidad de la política represiva de Estado hacia movimientos no electorales; los objetivos, la neutralización, el terror y la dispersión. El nuevo régimen tiene la tarea de imponer las “reformas estructurales”; objetivamente, el Gobierno Federal está obligado a aplastar a la oposición y reprimir para llevar a cabo la política económica del sistema capitalista internacional. El partido en el poder tiene amplia experiencia en realizar estas tareas.

He redactado este ensayo para contribuir, desde una de las opiniones anarquistas existentes, al intercambio de opiniones (con el grueso de los compañeros en lucha), y para la discusión relacionada con la acción. Mi punto de vista no es neutral; para algunos de nosotros, tomar partido es cuestión de principios. Recoger la experiencia mediante elaboraciones teóricas y sacar las debidas lecciones es una necesidad; sobre la democracia y las elecciones, para algunos de nosotros la cuestión no es diferente.

No he recurrido a la fundamentación puramente teórica del asunto para argumentar mis opiniones; he preferido dejar hablar a diversos autores limitándome a analizar e interpretar. Mi método es sencillo, estudios preliminares realizados desde tiempo atrás me permitieron la construcción de un marco de referencia de los acontecimientos relacionados con 100 años de democracia mexicana. Esto tan solo constituye algunas pinceladas episódicas de experiencias que considero fundamentales para la configuración de las actuales luchas de corte anticapitalista.

En más de un sentido, el ensayo será más o menos inútil para los compañeros versados en teoría e informados en historia política de México del último siglo; no ha sido mi objetivo discutir dichos asuntos de esa manera. Los primeros 13 capítulos de este ensayo está dirigido a la juventud que se ha integrado a los movimientos sociales en los últimos cuatro años en el estado de Nuevo León y a los compañeros que conservan ilusiones en el sistema electoral de la democracia mexicana, o en algunas figuras políticas del sistema.

Si bien entendemos el proceso de desarrollar una consciencia histórico-política, también entendemos lo nocivo que resulta la influencia falsamente democrática en nuestros compañeros y en nosotros mismos. Esto es lo que vamos a discutir.

El compañero brevemente experimentado encontrará una novedad: el enfoque definidamente anarquista en lo relativo a la interpretación y análisis, así como una defensa integral de la táctica también anarquista, cuyo fundamento es la abolición histórica del Estado.

Considero al anarquismo como un elemento esencial en la diversa y amplia familia que el socialismo ha desarrollado por todo el mundo desde hace más de 250 años. En este sentido, hago diferencia entre un compañero, un hermano de acción y de lucha, y las elaboraciones tácticas o estratégicas que dicho compañero pueda defender, que dicho hermano pueda enarbolar. Existe una lucha de tendencias dentro de la familia socialista, este hecho difícilmente se puede evitar. Sostengo que para criticar a un compañero debemos defender el derecho a ser criticados también; solo entre compañeros puede existir un debate fraternal, franco, en el que triunfe la mejor opinión. Los métodos y vicios de este proceso son cosa aparte.

Está lejos de mi actitud en el presente ensayo la promoción sectaria y la propaganda dogmática; creo que mi esfuerzo en una sencilla discusión con la juventud a la que pertenezco generacionalmente. Nuestra generación es la que en las próximas elecciones federales rondará entre los 25 y 35 años de edad, esto nos pone en una situación digna de considerarse si se busca perfilar la vida con miras militantes y si uno se apasiona por la acción política.

Muchos de nosotros somos conscientes de nuestra procedencia social. Como jodido, como gente sin nada de propiedades ni perspectivas de futuro reconozco la existencia de la lucha entre las clases y soy partidario de la lucha de clase de los que trabajamos y los que somos chingados por el Estado; reconozco mi hermandad con los demás trabajadores, con los estudiantes, con las amas de casa, con los niños y los ancianos que están desheredados, con los comerciantes pobre y con los desempleados, en suma, con todos los explotados y oprimidos del país.

Políticamente, reconozco como mis antepasados a todos los revolucionarios (independientemente de su rama ideológica) que conformaron desde la acción la oposición anti-estatal a lo largo de 100 años de historia democrática nacional. Este triple origen posiciona como una mis razones fundamentales para configurar mi actitud y mis intenciones en la firme creencia que la militancia político-revolucionaria constituye parte, por modesta y mínima que sea, del entramado del continuo histórico-universal de la lucha de los explotados y oprimidos de Nuevo León, México y el mundo.

El sistema capitalista tiende a borrar nuestra memoria y a sepultar nuestro pasado, nosotros, creo yo, debemos tender a refrescarla honradamente con su vigencia práctica, a aprovecharlo con nuestra acción diaria.

A los orígenes y fundamentos que me guían sumo las razones de mi comportamiento. A lo largo de 13 capítulos de este ensayo es posible que el lector experimente cierta sorpresa ante la impaciencia impresa en el tono y el estilo belicoso de gran parte del escrito (algunos colegas podrían denominarlo “radicalismo infantil”) frente a concepciones y formas de entender el proceso de cambio (en nuestros términos: proceso revolucionario) de forma gradualista y electorero; sin embargo, quiero argumentar mi actitud como la esencia de un comportamiento auténtico.

No confundo el gradual ismo con la evolución gradual de un proceso social, ni desconozco la paciencia derivada de la madurez política. Históricamente, quienes han argumentado la necesidad de espacios de tiempo dilatados, quienes han evocado la infinita y abstracta paciencia, quienes nos dicen “que las condiciones no están dadas” (en nuestro país esta línea está representada por todas las figuras existentes entre, por ejemplo, Francisco Madero y Enrique Semo) siempre lo han hecho desde la comodidad de un sistema de vida y condiciones materiales de existencia no sujetas a la explotación capitalista en carne propia.

Esta posición es defendida en nuestro campo de acción (como trabajador, creo en la alianza de los sectores de clase progresistas) por quienes no sufren a nivel individual la anti-humanidad capitalista; argumenta falsa paciencia e inmadurez objetiva quienes no están mutilados, rotos y destruidos por la propiedad privada de los medios de producción y la omnipresencia opresora del Estado y la policía.

No niego la democracia como una legitima conquista histórica de la humanidad, sino como la imposibilidad socio-política de posibilitar y permitir objetivamente la realización de hombres y mujeres libres en nuestro país. Compañeros han dicho que no es necesario pedir permiso no perdón para lucha y para existir; yo extiendo la esencia de ese sentimiento y de esa actitud al grueso de compañeros y jóvenes que aún guardan ilusiones o realizan una defensa de la táctica democrático-electoral: soy impaciente y tengo todo el derecho a serlo.

Para mí no solo es una actitud ante la realidad, sino una certeza histórico-política de que no solo es imposible realizar la emancipación de los trabajadores y la población oprimida mediante la democracia y las elecciones, la emancipación va a realizarse a pesar y en contra de la democracia y las elecciones.

Sin embargo considero necesario participar en sus posibilidades prácticas y efectivas, con su probabilidad desde la acción. En la terminología socialista sería resolver las contradicciones del capitalismo democrático dialécticamente: luchar por la democracia para demostrar su derrota histórica, ser anti-democráticos para realizar lo más posible el universo positivo dela democracia.

Es necesario comentar algunos conceptos ampliamente utilizados (transversales diría yo) para el mejor entendimiento de lo que se quiere exponer.

El título del ensayo sugiere ya el nudo argumental: Democracia. Esta palabra encierra un concepto de alcance histórico-universal. Por democracia se entiende un sistema social-político históricamente determinado, caracterizado por una serie de principios constitucionales que definen las relaciones sociales íntimamente vinculadas a la forma en la que están organizadas las fuerzas productivas de la riqueza social.

Parece que la forma más natural del sistema democrático es la elección periódica de los funcionarios de la administración pública que (en teoría) representa a una población (nación) determinada.

Esta definición del concepto solo esquematiza teóricamente una realidad general del universo histórico-social de los seres humanos modernos. En otros términos (en los de la lucha de clases), en los que se pone en juego el mundo concreto y sus relaciones, la democracia (como realidad concreta) se desdobla, adquiere una forma y un contenido específicos y relativos.

En México (de ahora en adelante todas las afirmaciones generales deben ser consideradas esquemáticamente, incompletas…) para algunos la democracia significa el derecho a disfrutar de una buena vida (de vivir realmente la vida), de realizarse, de crear, de guiar, dirigir, mandar; mientras que los demás conciudadanos vemos como la pequeña parte de la población “más afortunada” se apropia del fruto de nuestro trabajo y reducen nuestras vidas al consumismo histórico y a la nulidad política, al no ser, al callar, al dejarte hacer, al obedecer. Esta es la dimensión económica de la democracia.

Políticamente, para unos la democracia es la fantástica posibilidad, perpetuamente perfectible (la democracia de palabra, que no afecta ni perturba su condición e interés de clase); para otros, para hombres y mujeres, es el marco de condiciones de desventaja en que tenemos la oportunidad de conquistar una existencia genuinamente humana, un nuevo mundo social.

Estos son los sentidos en lo que se emplea la palabra democracia a lo largo del ensayo (salvo algunas expresiones polémico-literarias muy obvias).

En el ensayo, a la palabra Libertad se le otorga el sentido de posibilidad. Posibilidad de resolución, de accionar político activo en la solución de los problemas que se derivan de la condición de clase; sin embargo, es conveniente agregar que el sentido general que se da a esta palabra no excluye el objetivo general que en lo personal suscribo. Estos objetivos se sintetizan en…

El concepto ‘perspectiva de clase’ refiere la opinión acerca de las cosas y los asuntos de la vida pública por parte algunos individuos (en este caso, mi opinión en calidad de trabajador políticamente consciente) de la población trabajadora y la población social y económicamente jodida en armonía con la consciencia de sus intereses históricos de clase. También se considera desde el ángulo de una agrupación humana específica y socialmente determinada por una serie de características económicas (privación de la riqueza producida socialmente, explotación asalariada, etc.), políticas (consciencia anti-capitalista, antagonismo hacia la opresión estatal…) y de clase (nuestro programa de las 12 palabras: “Libertad sin Socialismo es privilegio, desigualdad, Socialismo sin Libertad es esclavitud, brutalidad”).

Por otra parte, cuando se dice Capital se entiende, a lo largo del texto, como un agente pasivo y objetivamente determinado: propiedad privada de los medios de producción. Al decir Estado, se entiende una serie de instituciones objetivas que producen y reproducen las relaciones sociales derivadas de la propiedad privada de los medios de producción; también se emplea el término de enemistad, de un agente militante clasista expresado concretamente en el régimen en el poder.

Estos son los términos y conceptos que se utilizan ampliamente a lo largo de 13 capítulos. Estos 13 capítulos fueron redactados al calor de los acontecimientos de mayo-julio de 2012. La parte restante de este ensayo fue redactada entre diciembre de 2012 y febrero de 2013 por razones que escaparon a mi control. El capítulo 14 ya había sido elaborado pero se perdió y tuvo que ser reelaborado; la conclusión (capítulo 15) fue redactada teniendo encuentra la experiencia de casi 8 años de militancia de algunos anarquista que trabajan en el área metropolitana de Monterrey.

Finalmente se usa el concepto de táctica. A este concepto se da una doble naturaleza. Para el autor, existen diversas dimensiones que se pueden dar a este término, en el ensayo se le dan 2. El primero es a nivel histórico-político, la táctica anarquista: supone, en este ensayo, para valernos de las expresiones de Bakunin, negar pronunciadamente el Estado en tanto institución histórica; significa militar activamente por su abolición como condición primera de la victoria del Socialismo y como la base fundamental del posterior desarrollo de una sociedad de hombres y mujeres libres; ahora bien, esta termino está más ligado a la acción político-militar, que adoptamos en un (segundo sentido) de la terminología del marxismo clásico.

A partir del capítulo 14 este concepto se alterna entre los dos sentidos arriba mencionados; a estos sentidos se agrega el de la aplicación práctica que a su vez supone la acción política y político-miliar concretas. Particularmente actividades operativas, campañas de operaciones, conjuntos  de acciones, etc. Dichos capítulos estudian las más recientes experiencias de lucha y buscan recoger los trazos dibujados por las líneas estratégicas experimentadas.

Debe iniciarse la lectura del ensayo teniendo en cuenta de dónde partimos, quién es el autor y a qué aspira. La definición y el enfoque es anarquista, sin embargo, la consideración general atiende a nuestro estado de debilidad para la defensa y el ataque de y las condiciones que nos hacen sufrir innecesariamente. Creo que partimos de la desorientación,  y la desorganización; la tarea es grande, pero comenzar a estudiar los problemas es empezar a resolverlos, esa es la perspectiva del autor.

I

Cuando hablamos de democracia en México, es probable que muchos corazones bien intencionados e intelectos distraídos suspiren y sonrían por la obra y vida del héroe democrático Francisco I. Madero, que, decidido, recurrió a las armas contra el tirano y la dictadura, por la democracia y la libertad. O por lo menos, es lo que nos dice la historia oficial. También es cierto que muchos otros cada vez tornan su desconfianza en escepticismo, y éste en una búsqueda de nuevas formas de lucha por la libertad y la democracia. Sea como sea, el ‘sufragio efectivo no reelección’ floreció en todo un sistema de costumbres, leyes e instituciones que se percibe así mismo como democrático, pero que, en realidad, encubre una brutal dominación de clase y se constituye en una grotesca burla para los que no tenemos futuro.

Sin embargo, no todos percibimos este fenómeno histórico de la misma manera, ni entendemos la democracia de la misma forma. Ya no es un secreto que la democracia funcione en beneficio de unos pocos ricos, y mucho menos que el ‘gobierno del pueblo’ termina cuando el juego excede las concesiones que se arrancan al Capital y las formas aceptables en las que se organiza el Estado. Si consideramos que la fundación del México democrático se da a partir del proceso histórico que conocemos como ‘Revolución Mexicana’, tendremos que considerar poco más de 100 años por los que México ha buscado consolidar un sistema de relaciones más justo e igualitario, al menos desde el campo de las intenciones.

¿Qué ha resultado de nuestro proceso democrático? , tenemos que decir, en homenaje a la honestidad, que todo se reduce a una serie de instituciones administradas rotativamente por distintas facciones de la clase dominante y esfuerzos circenses cíclicos de simulación electoral. Las elecciones cívicas para puestos públicos, la división de poderes, la autonomía estatal y municipal, el parlamento y todas las instituciones de la clase burguesa son el resultado de la derrota sufrida por los trabajadores en nuestro primer intento serio por emanciparnos integralmente, a comienzos del siglo pasado.

La democracia es el sistema ideal de nuestra sociedad moderna; es la realización idónea de las fantasías igualitarias y las ilusiones justicieras; al mismo tiempo es la contienda de intereses opuestos en  la realidad, es la explotación efectiva de unos por otros; es, en suma, el camino contemporáneo al vicio y la depravación humana. A falta de tiempo y espacio, no podremos extendernos en la percepción que las clases altas tienen de este fenómeno, cosa interesante por sí misma, si no que nos centraremos en la percepción que tenemos del mismo fenómeno los que no tenemos nada y queremos libertad.

II

Después de la tortuosa tentativa libertaria de 1910, la táctica más avanzada al fin perseguido fue abandonada y olvidada y las tinieblas de la desorientación impusieron su despotismo. El  hecho de la derrota engendro su propio fantasma, y la noción de victoria a la libertad humana se le tomo por imposibilidad práctica, y se hizo burla de ella, implacable burla cuya expresión más nefasta se constituyó en el discurso oficial. Se creyó y se hizo creer que el único camino a recorrer era el apoyo sumiso al ‘gobierno revolucionario’.

Las masas trabajadoras y los elementos individuales revolucionarios fuimos derrotados, el terreno para la edificación del estatismo se encontraba limpio y despejado por más de veinticinco años las clases dominantes trabajaron en la identificación del Estado con el universo de intereses existentes en la infancia del México moderno. Con Lázaro Cárdenas la intención se consolido, Estado y explotados ‘hermanados’, Estado y oprimidos ‘camaradas de armas’ en la  “lucha contra el imperialismo”, en la “lucha patriótica” y “nacionalista” del México “revolucionario”.

Y sin embargo, el descontento nunca llega tarde a la fiesta, y apenas termino el periodo de ‘el General’, nuestros ancestros políticos y sus jefes fueron lo suficientemente listos para advertir un “viraje contrarrevolucionario” “en los “patrióticos” objetivos de nuestro país: “En 1939-1940, dice un militante del Partido Comunista Mexicano, surgieron a la vida política tres elementos característicos: el agotamiento del ímpetu reformista de las fuerzas que ejercían los mandos decisivos del gobierno; la pérdida de decisión e independencia en el movimiento obrero y de los campesinos; el desarrollo de la capacidad de respuesta de la reacción interior.

 “A partir de estos elementos se conformaba una nueva situación. Había terminado un periodo  en el cual, en nombre de la Revolución mexicana, los principales contingentes del proletariado impulsaron las más agresivas formas de desarrollismo burgués y a las fuerzas que eran sus portadoras. Cuando éstas, que constituían la dirección política del país, abrían un rumbo de rectificación, el proletariado estaba obligado a redefinir los términos de su relación con el grupo hegemónico.”. (Martínez Verdugo Arnoldo, Historia del Comunismo en México, México Barcelona, Buenos Aires, Colección Enlace, Grijalbo 1985)

III

La realidad termina empujando a la percepción, y las manifestaciones sociales del absurdo democrático poco tardaron en aparecer.  Del seno de la democracia de Estado nacía la oposición democrática anti-estado, la democracia entro en contienda con la democracia. Los veinte años posteriores al “General” marcados por la estabilidad del Estado mexicano (en lo respecta a la gobernabilidad y tensiones con la oposición) fueron sacudidos en su fundamento. La rebelión surgió de los sectores del Estado sometidos históricamente como condición de su estabilidad; los trabajadores y ramas industriales enteras entraron en abierto conflicto con el Estado.

No hay dicha sin amargura, en los sectores en rebelión gobernó la desorientación y la unidad de los sectores en conflicto nunca pudo ser una realidad orgánica. El Estado triunfo pero a costa de la desintegración de su criatura predilecta: el fantasma enterrado en la conciencia de los que nada tenemos. Las ficciones de que el Estado y los trabajadores, de que entre el Estado y el pueblo pobre puede existir un común interés colapsaron estrepitosamente. La brecha mínimamente abierta de existencia previa se tornó en franca división, el abismo del antagonismo tomo potestad.

Miles de combatientes, miles de almas guerreras, prestas al conflicto, concibieron como posible, y aun como necesario, la lucha abierta contra el régimen. El fraude ideológico de la ‘Revolución mexicana’ y su presunta vigencia agoto sus cualidades somníferas. Una nueva etapa histórica en la guerra del pueblo mexicano había iniciado. La siguiente dos décadas significaron el fin de las formas en las que se organizaba el Estado: el régimen de partido único, la alternancia entre corromper y reprimir para destruir  a la oposición y la omnipotencia  estatal en el campo de las ideas, asistieron sin darse cuenta a la vejez; desgastadas, demandaron furiosas una restructuración.

La libertad no estaba muerta, rabiosa e iracunda, poseyó miles de corazones. Su revancha adoptó los más diversos rostros: reuniones, asambleas, marchas, congresos, ocupaciones, tomas de tierra, sabotajes, guerrillas urbanas y rurales, secuestros y asesinatos. El impulso coercitivo, violento y enérgico, de aniquilar al Estado, se había desatado. Y sin embargo, sin embargo, cuando la ausencia de la conciencia organizada, capaz de realizar la transformación de la actitud colectiva cuando el enemigo cambia en la defensa y en el ataque, la visceralidad de la rebelión  se purga con las más hiriente de las derrotas,  y el arrojo abnegado sede lugar a la traición,  la desesperanza y las  nuevas penitencias impuestas por el enemigo.

La Libertad, una vez más incomprendida, oculto su rostro con vergüenza a nuevos escarnios. La sangre más preciosa derramada gallardamente, la generación y la juventud más dispuestas, fueron honradas con la integración en masa  a las costumbres, formas y usos del estatismo mexicano. El sacrificio de los más entregados fue grotesca ofrenda al explotador, y la degeneración electoral se tornó en lugar común de los presuntos amigos de la libertad.

Todo lo hermoso, todo lo de genuino valor de nuestro penoso pasado fue devorado por el sepulcro del olvido, organizado por el canibalismo fratricida de nuestros hermanos. A la guerrilla y la insurrección, le sucedió la legalización y el vulgar reconocimiento del enemigo, a la huelga y la ocupación, la disipación y la imitación del comportamiento execrable de nuestros escarnecedores. Cuando la democracia entro en contienda con la democracia, la imposición brutal fue recompensa del atrevimiento.

IV

1977 es un símbolo histórico que alumbra la derrota de dos décadas de lucha popular, es un ejemplo del oprobio transfigurado en victoria. A las limitantes derivadas de “formulaciones subjetivas”, de los prejuicios “étnico-político-ideológicos” de la ciudad y a la estrecha “cerrazón política” del campo de los Ramos Zavala, los Cabañas, los Gámiz, los Vásquez y todos los anónimos inspirados por el heroísmo del Caribe americano, los compañeros de ideas y armas honraron con la integración a la oposición electoral, previamente preparada por los elementos incapaces de conducir sus propias aspiraciones hasta las últimas consecuencias.

La madurez llego por fin a los revolucionarios: “La resolución política del XVII Congreso (diciembre de 1975) –dice otro militante comunista- significó un cambio y una sistematización de la táctica. Fueron modificadas las posiciones acerca del movimiento sindical, se abandonó el independentismo extremo… “El XVIII Congreso (mayo-junio 1977) resolvió participar en la elecciones con candidatos de las fuerzas de izquierda y democráticas; propuso una reforma electoral que otorgará el registro al PCM y permitiera la participación de todos los partidos en la Cámara de Diputados. “El Congreso ratificó la orientación de unir al máximo de fuerzas posibles, utilizando todas las posibilidades de la lucha política por la democracia. 

“Los acuerdos del congreso significaron una ruptura con la política anterior, particularmente después de 1969… El cambio más tangible era el planteamiento de utilizar las elecciones como una forma de lucha por la democratización del régimen político que podía contribuir a desarrollar la conciencia de las fuerzas socialistas.

“El PCM demandó en el foro abierto por la Comisión Federal Electoral, una reforma política no limitada al ámbito electoral; señalo como componentes indispensables de la misma el cese de toda forma de represión, la amnistía de los presos, perseguidos y exiliados políticos, la anulación de todas las restricciones a derechos ciudadanos, como el de la manifestación, la supresión de órganos policiacos no previstos en la Constitución, así como la derogación de todas las prescripciones legales que restringen derechos de los trabajadores para implantar la libertad sindical. 

“El XIX (marzo de 1981) Congreso reexaminó el punto referente a la lucha por un nuevo gobierno… Concluido el congreso, y cuando apenas se daban los primeros pasos para llevar a la práctica sus acuerdos principales, el Partido Mexicano de los Trabajadores, al que la dirección del Partido Comunista Mexicano se había dirigido para proponerle una alianza electoral, propuso examinar nuevamente la posibilidad de la unidad orgánica 

“El XX Congreso acordó realizar una sesión más el 5 de noviembre, simultáneamente con las reuniones nacionales de las organizaciones que habrían de fusionarse, con objeto de formalizar los acuerdos de constitución del nuevo partido y acordar los mecanismos de proceso de fusión. Ese día 5 de noviembre de 1981, se instaló nuevamente el congreso y en la madrugada del día 6 Valentín Campa firmo el acta de desaparición del PCM para dar lugar al nacimiento del Partido Socialista Unificado de México” (Martínez Verdugo Arnoldo, Ob. Cit., p.358, 366, 402 y 405).

Menos de una década después, el PSUM participaba en la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Muchos de nosotros, ignorando uno y varios mundos de cosas y acontecimientos, quizá pensemos que esto represente un avance para nuestra sociedad civilizada. Por lo menos el beneficio de la duda se merecían los camaradas que por años habían estado en la clandestinidad y que defendían (o defienden aun) que una transformación autentica de las cosas puede venir simplemente colocando algunos compañeros en las estructuras del poder.

El logro de mayor esplendor de nuestra sociedad moderna parecía cobrar existencia real. Las promesas discursivas y las transformaciones operadas desde arriba para realizar “la apertura” constituyeron la nueva táctica de integración y la nueva afrenta a la Libertad. 1988 es simplemente la continuación lógica de las décadas precedentes.

El Estado nuevamente dejo claro su posición respecto a las fronteras de las nuevas concesiones, cuando la integración de la “izquierda” engendro fantasías militantes en el campo electoral para los puestos de mayor rango en el poder se le recibió con el fraude y nuevas concesiones menores. Sin embargo, estas décadas son trascendentales para entender la actualidad y sus tendencias. El fenómeno es complejo; pero hay uno que otro aspecto que no puede dejar de abordarse.

V

La forma de entender la realidad por parte de los que no tenemos nada, sufrió uno de los retrocesos más atroces. Instituciones ciudadanas, credenciales de elector con fotografía, municipios, curules y gubernaturas con la oposición en el poder nublaron la visión, limaron las aspiraciones revolucionarias de los desposeídos y desterraron indeterminadamente tácticas más difíciles de realizar, es cierto, pero más prometedoras para conseguir avanzar en la larga ruta de la emancipación del hombre.

Abiertamente se clausuro la táctica y las estrategias revolucionarias como métodos de lucha de los desheredados:

“Durante 70 años, el PRI ha sido por nombre y programa el partido de la Revolución. Por turnos, de la “revolución nacional”, la “revolución mexicana” y finalmente la “revolución institucional”.

 Pero ¿Quién podría sostener en serio que ese partido haya sido, después de 1938, el portador de algún tipo de revolución? Es más, bajo el último nombre, se convirtió en los últimos 16 años en la principal fuerza conservadora del país en materia de reforma democrática. “Carlos Salinas de Gortari se percató de que esta contradicción era insostenible y propuso sustituir la ideología de la Revolución Mexicana por la del liberalismo social… “Por otra parte, y en un contexto del todo diferente, los partidos de la vieja izquierda independiente pusieron en un lugar privilegiado de sus programas preparar y llevar a cabo una revolución de “liberación nacional”, “democrática y socialista” o simple y llanamente “socialista”… Aquí no hubo demagogia, sino un grave y costoso error en la prognosis.

«Retomar el lema de la revolución en vísperas del siglo XXI se antoja como una fuga al pasado. La revolución es un cambio cataclismo, “un gran trastorno en el orden social”. Es la abolición de instituciones sociales, económicas y políticas profundamente arraigadas; un cambio drástico en la relación de fuerzas entre las clases sociales; mutaciones en la conciencia colectiva respecto de categorías tales como estatus, poder, justicia, libertad. 

“El concepto “revolución” encierra un significado de comienzo, principio, fundación de algo totalmente nuevo. La revolución es una ruptura en el orden político, una aceleración sin precedente de los cambios. Puede ser más o menos violenta, pero no evitar totalmente la violencia 

“En el proceso de transición democrática que conoce México (lento, limitado y gradualista) no hay signos ni amagos a nivel nacional. Los grandes impulsos populares, como los de 1968 y 1988, se han contentado con imponer algunas reformas. Importantes, es verdad, pero al fin y al cabo reformas, que no vulneran al orden establecido. Los gobiernos de oposición locales no han podido realizar cambios de gran envergadura. Y en lo que respecta a los grupos gobernantes, sí están teniendo serias dificultades para gobernar, pero no hay signos de que estén en vísperas de perder. 

“La única excepción son los sucesos de Chiapas, que cada vez se parecen más a una revolución pero siguen siendo marginales y la posibilidad  de que se generalicen se ve cada día más remota. “Por su origen, composición o política de alianzas, el PRD difícilmente puede concebirse, como un partido revolucionario… ¿Por qué un partido que dice está dispuesto a asumir el poder en las condiciones actuales y que quiere gobernar “con todos y para todos?” (lo que excluye un proceso revolucionario) no ha de reconocer su verdadera naturaleza y hablar con la verdad. El PRD se puede concebir como “el partido del cambio democrático” o el “partido de la transformación democrática” lo que sería más cercano a la verdad. Y no estoy sugiriendo cambiar de nombre “medida que produciría gran confusión”, sino modificar el programa.

“El radicalismo del PRD debe fincarse en la envergadura de las reformas que propone y la consecuencia con la que la sostiene, no en los fuegos fatuos del discurso. “Lo que México necesita y puede darse en el siglo XXI es un gran partido de centro-izquierda que luche consecuente por reformar a fondo los aspectos más negativos de nuestra vida social y política. Lo que no necesita es un partido populista más que, detrás de un programa maximalista, se acomoda en la práctica, sin escrúpulos, a todas las exigencias del poder.” (Semo Enrique, La Búsqueda 2. La izquierda y el fin del régimen de partido de Estado (1994-2000), México, Océano 2004, p. 191-193)

En esta región de México, donde esa cosa que llaman “la izquierda”, no ha tenido la oportunidad ni la inteligencia de demostrar su capacidad para oprimir, reprimir y explotar a niveles más grandes, sumada a sus “logros” en el centro y sur del país, genera una duda que se constituye en expectativa, sobre todo los compañeros en infancia política y las personas que tienen su espíritu en la tercera edad, criaturas de la impotencia y la desesperación. Pero hasta aquí el tema respecto a una de las formas en las que los jodidos entendemos la realidad de nuestro país respecto a la democracia.

VI

Es preciso ver otra forma en la que los jodidos entendemos la realidad de nuestro país respecto la democracia. Ya hemos dicho que es infantil y senil, políticamente hablando, generar expectativas en una táctica y una estrategia únicas orientadas a las elecciones de la democracia de ricos. Este otro aspecto está constituido por años y años de experiencia en la lucha del pueblo mexicano por conquistar su integral emancipación.

La base fundamental de esta cosmovisión supone un universo de esfuerzos militantes por avanzar sobre este camino, la dilatada sombra de  nuestra derrota actual debe ser metamorfoseada por el esplendor de nuevos esfuerzos libertarios en la actualidad. Parece que la mayoría de los esfuerzos de los desposeídos por emanciparse han partido de la defensa y no del ataque, es decir, han sido respuesta a los excesos de la explotación y la opresión de los ricos y el Gobierno, y no una ofensiva conscientemente organizada.

Desde la Revolución de 1910, las formas en las que los explotados, en medio del conflicto con la clase antagónica, han desarrollado los gérmenes orgánicos  de una nueva sociedad, han sido extremadamente variados y distantes del objetivo principal, pero sumamente valiosos en lo que respecta a la experiencia histórica, sobre todo cuando han significado una tendencia de anulación del Estado y un esfuerzo militante de abolición del Capital. Sin duda son muchas las experiencias que pueden (y deben analizarse), sin embargo, nosotros nos limitaremos a algunas de los últimos 50 años, tratando de ilustrar con la mayor claridad posible los ejes que nos parecen centrales para orientarnos en la acción revolucionaria hoy, en medio de una sociedad productora de mercancías de régimen democrático.

Entendiendo que la democracia no son solo elecciones, es preciso analizar este régimen de gobierno y las rutas y caminos que abre para la democracia efectiva, real y directa de los trabajadores y los estudiantes. Son esas manifestaciones particulares las que proyectan la naturaleza tanto del sistema democrático (en conjunto) y las posibilidades de la democracia de las masas y los individuos.

Las décadas de los 60’s y 70’s, etapa histórica en la que el Estado entro en conflicto con amplios sectores de la población del país, la democracia entro en contienda con la democracia, y el sector estudiantil mostro con claridad la aguda contradicción existente entre la democracia de palabra y la democracia de obra. “El cambio de gobierno a fines de 1970, analizaban los miembros de la Juventud Comunista de México, de la Escuela Nacional de Economía, daba oportunidad a que pudieran aplicarse algunas medidas tendientes a remozar la fachada del régimen político, y de ahí la actividad mostrada, algunos actos como la liberación de los presos de 1968, el reparto de algunas tierras en Chihuahua, e incluso cambios en el aparato electoral del régimen, poniendo intelectuales en lugar de pistoleros al frente del PRI, y otras modificaciones de este mismo estilo.

“Pero por encima de estos rasgos secundarios hemos de observar la tendencia fundamental, y ésta es la de garantizar el predominio de las líneas de desarrollo seguidas hasta ahora y cerrar el paso a la manifestación democrática de las masas.”. (Martínez Nateras Arturo, No queremos apertura queremos revolución, México, Cultura Popular 1972, p. 52-53)

Reunidos los estudiantes para “discutir con amplitud y profundidad los problemas más importantes del país” plantearon la democratización de la democracia: “Nos hemos reunido, dice Liberto Terán en el discurso de inauguración del Foro Nacional Estudiantil, a nombre de la Comisión Coordinadora en el Auditorio Che Guevara el 24 de abril de 1972-   para discutir la situación política y económica actual por la que atraviesa país. “Para discutir las experiencias de las luchas que los estudiantes hemos dado al lado de los obreros y tratar de generalizar estas experiencias para poder avanzar en un programa común, capaz de quebrar la represión e imponer los derechos del pueblo. Asimismo estamos empeñados en examinar los problemas educativos, desarrollar la crítica a la política oficial y discutir cual podría ser la táctica del movimiento estudiantil para conquistar la democratización de la enseñanza en todos sus aspectos y niveles. “Para avanzar en la lucha debemos también discutir  las formas de organización más adecuadas que el movimiento debe asumir, según la experiencia y las nuevas necesidades que del propio combate han surgido. (Martínez Natera Arturo, Ob. Cit., p. 32-33)

El gobierno de Echeverría luchaba por la desmovilización de las bases estudiantiles, la integración sistémica y la despolitización, como denunciaban los estudiantes de economía. Los impugnadores estudiantiles del régimen sin duda generaron una amplia estela de propuestas programáticas, muchas de las cuales se sintetizaban en: “ a) La transformación democrática de las estructuras de gobierno de las escuelas en base a consejos democráticos de estudiantes y profesores… Con participación de los empleados de las escuelas. “b) El cambio radical de la orientación de la enseñanza… Hasta hoy el sistema de enseñanza se orienta a satisfacer la necesidad de las empresas privadas y del aparato burocrático del Estado. Hay que orientarlo hacia la satisfacción de las necesidades de los grandes sectores de la población. “c) El tercer aspecto de la democratización de la enseñanza es la creación de las condiciones materiales y sociales mínimas para que los hijos de los trabajadores del campo y la ciudad y los trabajadores mismo tengan acceso a la educación a todos los niveles.”. (Martínez Natera Arturo, Ob. Cit., p. 166-167)

En nuestro estado conocemos los resultados de la derrota estudiantil. Los cambios efectuados en la Ley Orgánica de la UANL mostraron la naturaleza reformista de la actitud del gobierno, y hoy presenciamos un doble retroceso respecto a las demandas originales de nuestros ancestros políticos, pues esas mismas “concesiones” que montaron en esos años para neutralizar la movilización masiva del estudiantado, hoy están siendo desmontadas para la realización del gordo negocio que puede ser la educación. La actitud y lucha de los estudiantes de aquellas décadas demostró una oposición política democrática a la democracia oficial, fue un planteamiento bien pronunciado de la democracia de obra a la democracia de palabra; mucho es lo que podemos aprender de estas lecciones.

VII

Si bien la democracia de obra, efectiva, real y directa supone programas y orientaciones políticas definidas, también supone acciones y acontecimientos concretos, contiendas muy particulares, conciencia organizada y expresiones orgánicas en la realidad física y social. Uno de los muchos ejemplos existentes lo constituye la lucha de los trabajadores de la educación, sin duda uno de los sectores con mayor carrera política, trayectoria histórica y experiencia acumulada.

Bajo el cobijo de Manuel Ávila Camacho, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) fue fundado en diciembre de 1943. Por aquellos años, la mayoría de las expresiones orgánicas que agrupaban trabajadores (de todas las ramas, industrias, empresas, oficios y profesiones) se encontraban bajo el control inflexible del estatismo mexicano; el SNTE no fue la excepción. Desde Jaime Torres Bodet, pasando por Luis Chávez Orozco, Gaudencio Peraza, Jesús Robles Martínez, Manuel Sánchez Vite, Carlos Olmos, Carlos Jonguitud Barrios, hasta Elba Esther Gordillo se valieron del pistolerismo y la corrupción para aplastar a las fuerzas genuinamente democráticas de las bases magisteriales.

Fortalecidos como parte del Estado mexicano, estas personalidades y las estructuras estatistas que representaban dominaron prácticamente sin muchos problemas al magisterio nacional (salvo la insurgencia de los años 1956-1960, que constituyen la condición previa de las insurgencias posteriores) hasta finales de la convulsiva década de los años 70´s, y en el caso del magisterio, a lo largo de la década de los 80’s.

“La caída del roblesmartinismo en el SNTE, dice Gerardo Peláez, historiador del Centro de Estudios del Movimiento Obrero Socialista (CEMOS)- se dio en un momento clave de la historia del movimiento sindical mexicano: en el año en el que se inició, en forma masiva, la insurgencia obrera y sindical. “En efecto, 1972 fue el año en que se democratizó la sección 67 (Fundidora Monterrey) del sindicato minero-metalúrgico, se separaron de la CTM los sindicatos de Volkswagen de México y de Nissan Mexicana, se fundó el Sindicato Nacional de Empleados de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares (intento que no fructificó gracias a medidas “legales” anti-obreras), se dieron termino a las jornadas nacionales por la democracia sindical del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, se presentó el enfrentamiento ferrocarrilero de Monterrey y estalló la huelga del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la UNAM. “En el magisterio, que no estaba al margen del ascenso que escenificaban los asalariados, los roblesmartinistas cometieron un grave error: levantar demandas que posteriormente no podrían sostenerse con los métodos e instrumentos adecuados. 

“El IX Congreso Nacional Ordinario del SNTE, celebrado a principios de 1971, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, acordó dar la pelea por un aumento para los maestros de primaria y educadoras, de 105 pesos hora-semana-mes, lo cual representaría un incremento de alrededor del 100 por ciento sobre los sueldos percibidos a la sazón. “La demanda enarbolada por el Congreso de Nuevo Laredo fue asumida por la base y la oposición sindical democrática y revolucionaria, en función de “darle a la carrera de maestro carácter profesional con el salario profesional correspondiente”  

“La agitación recorrió las filas del gran sindicato, sobre todo en el DF y Michoacán. Los charros jugaban con fuego.

«En la ciudad de México, el 15 de abril de 1972, al conjuntarse la movilización magisterial con la marcha campesina de Puebla y Tlaxcala, se creó una situación difícil. Daniel Gutiérrez Santos, Director de Policía y Tránsito, hizo declaraciones de un claro corte macartista y la represión se enfiló contra el MRM, la Central Campesina Independiente y el Partido Comunista Mexicano. 

“Más la agitación no se detuvo. En la capital federal y otras ciudades, los maestros realizaban (o intentaban realizar) manifestaciones y mítines. En estas condiciones, Olmos –en abril y en agosto de 1972- llegó a amenazar con la huelga nacional para imponer la demanda de los 105 pesos hora-semana-mes. Por ello, cuando aceptó los ridículos ofrecimientos de la SEP, quedo en una situación de franca debilidad.”. (Aguilar Javier, Los Sindicatos Nacionales, Educación, telefonistas y bancarios, México, GV 1989, p. 80-82)

Como parece suceder muy a menudo en los conflictos entre las clases, la condición previa de los mismos suele ser una confrontación entre sectores de la clase dominante. En 1972 cayó una dirección patronal y subió otra bajo la presión de la movilización democrática de las bases. Más o menos igual se sucedieron las direcciones nacionales hasta 1979. Por aquellas décadas, en el movimiento obrero nacional se discutía la táctica adecuada para una situación en la que el control de los sindicatos lo tenía el Estado.

Las opciones no eran muchas, y la lucha efectiva y concreta no era fácil de realizar: o ganar la dirección de los sindicatos existentes y democratizarlos, o crear nuevas estructuras paralelas a las oficiales. Dicha situación dividió la militancia y desconcentro esfuerzos militantes.

En el magisterio esta situación, sumado a condiciones de vida deplorables, condujeron a una batalla por la recuperación del sindicato y la creación de estructuras para llevar a cabo una lucha de esa importancia, es decir, una combinación de ambas tácticas en la práctica concreta: “La carestía de la vida, la política de austeridad, la cerrazón liderar y la influencia de otros sectores en lucha, lanzaron a grupos y núcleos del magisterio a paros, mítines, manifestaciones, plantones y otras formas de acción colectiva que cimbraron a los trabajadores y pueblo. La unidad se abría paso. Como una necesidad del proceso desencadenado, surgió entre líneas – en diciembre de 1979- la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y organizaciones democráticas del SNTE. El movimiento adquirió proyección nacional. El charrismo vanguardista entro en evidente crisis.

“El primer paso en firme hacia la democratización del SNTE fue la formación, a mediados de 1980, de la Comisión Ejecutiva de la Sección 22, con 12 miembros del movimiento de Oaxaca, y una de Vanguardia Revolucionaria; luego, lentamente, la burocracia sindical tuvo que hacer otras concesiones. 

“Mas, en la lista de conquistas de la lucha reciente de los trabajadores de la educación, debe destacarse la democratización completa de la sección 7 (Chiapas, federal); los líderes oficialistas quedaron fuera del Comité Ejecutivo…“El ascenso magisterial plasmó, en 1982, un objetivo central: democratizar la sección 22, en efecto, del 22 al 23 de febrero se realizó, finalmente, el Congreso Extraordinario Seccional tanto tiempo diferido; deshaciendo las provocaciones, las campañas difamatorias, los golpes bajos y muchas triquiñuelas del vanguardismo, los maestros oaxaqueños lograron llevar a cabo su reunión. 

“Las asambleas de delegación que precedieron a la máxima autoridad del magisterio de la patria chica de Juárez, sin importar que fueran presididas por un enviado de la dirección nacional, confirmaron la fuerza de la lucha al elegir a delegados y comités delegacionales anti-charros, en el grueso de las 375 delegaciones de la entidad. Los trabajadores de la enseñanza oaxaqueña llevaron a efecto un pre-congreso –asamblea estatal- que consolidó su consenso masivo y permitió arribar con una consistencia muy alta al congreso. En esa instancia, se sometieron a discusión las ponencias, se nombraron comisiones y se integró la planilla para el CE de la sección. 

“La victoria fue apabullante. Oaxaca vivió momentos inolvidables. El triunfo de los maestros oaxaqueños representa, hasta hoy, el paso más avanzado en la insurgencia magisterial, el golpe más grande al dominio vanguardista en vivo de las posibilidades abiertas para democratizar al sindicato en su conjunto. “En 1983, contrariamente a ciertos pronósticos pesimistas y recuperándose de los fracasos de fines de 1982, el magisterio más elevado, reinició su lucha a un nivel masivo y más organizado. En mayo y junio la CNTE organizó dos gigantescos paros en los cuales intervinieron alrededor de 200 mil trabajadores de la enseñanza en cada uno de ellos. Nuevos contingentes –sobre todo en el norte- se incorporaron a la pelea. (Aguilar Javier, Ob. Cit., p. 94, 95, 96, 97) 

“A lo largo de la lucha, dice un dirigente de la CNTE en un análisis sobre el curso de las transformaciones del movimiento- el movimiento ha construido sus propias formas de organización, diferentes a la forma sindicalista. Los comités de lucha, los consejos centrales, los consejos de representantes, las comisiones coordinadoras, la misma coordinadora nacional; son organismos político-sindicales que los maestros han construido para conducir su movimiento. 

“Son organismos que funcionan sobre el principio de que son los trabajadores reunidos en asamblea los que deciden el curso que debe seguir la lucha. Aunque son diferentes al sindicato, no necesariamente se oponen a él si éste funciona democráticamente, sino que se complementan. Estrictamente hablando, no son organismos que estén prohibidos por el estatuto, aunque en ellos se permita expresamente su presencia. Sin embargo, estas formas de organización son sumamente incomodas al charrismo. 

“Estos organismos son precisamente los que han permitido la movilización y participación de los maestros. Ellos demuestran su voluntad de hacerse cargo de la lucha, sin intermediarios, y sin depositar el futuro del movimiento en “lúcidas” vanguardias. 

“En el transcurso de la lucha los maestros se han reconocido como el sindicato. Por ello, el movimiento ha buscado ganar legitimidad de poseer el gobierno sindical; asimismo, es por esa razón que ha buscado tomar los locales sindicales poniéndolos al servicio de la lucha. Pero no se trata de ganar la dirección del sindicato y ya. “En los hechos, se busca su defensa, de los intereses inmediatos de los trabajadores  y convertirlos, mediante la construcción de aparatos de nuevo tipo y de prácticas diferentes, en escuelas de democracia proletaria. Sin embargo, el movimiento no ha hecho depender su poder real de la legalidad estatutaria, sino de su capacidad para movilizar masas. 

“El movimiento ha avanzado combinando grandes acciones ofensivas, bautizadas como oleadas de trabajo de base continuo y sistemático que, en muchas ocasiones asume la forma de brigadeo: articulando la lucha por consolidar los espacios democráticos ganados con la extensión de la lucha a aquellos estados donde aún es incipiente; combinando la formación de cuadros, la creación de prensa e infraestructura para la lucha, con el desencadenamiento de procesos de masas. Combinando los ritmos y los distintos niveles de desarrollo.”. (Aguilar Javier, Ob. Cit., p. 106, 107, 118)

Como se ve en los párrafos anteriores, la democracia de obra supone la acción concreta en el terreno social; el magisterio se planteó la democratización de sus organizaciones, la mejora en sus condiciones de vida y la lucha política como una parte más de los trabajadores y los pobres contra el Estado y el Capital, y esto condujo a el desarrollo de conceptos y tácticas concretas para alcanzar tales objetivos. Tales conceptos y tácticas llevaron a los consejos centrales, las comisiones coordinadoras, los plantones y muchas más expresiones orgánicas y tácticas propias de la democracia de obra y no de palabra; llevaron a contiendas y acontecimientos concretos que encaminaban al magisterio por el camino de la democracia de obra y no de palabra.

A más de 30 años, la CNTE continúa siendo un sector de avanzada en la lucha democrática mexicana.

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VIII

Algunos acontecimientos y percepciones de los últimos 25 años  pueden orientarnos mejor para formarnos una opinión acerca de la democracia de ricos. “”Cuando habla en Puebla, un 22 de abril de 1988, nos narra uno de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional, sobre democracia y descentralización, rechaza la conveniencia de la victoria panista: “Impondría un gobierno de privilegios, una severa limitación de las libertades y la cancelación de los derechos sociales. Sería un gobierno al servicio del exterior – se refería, desde luego, a los Estados Unidos. La reforma reaccionaria desembocaría en el egoísmo, en el individualismo exacerbado, en el debilitamiento de la vida en comunidad, en la ruptura social y pondría en riesgo la vialidad misma de la nación”. “Esta es una referencia a la derecha. Y ¿si la izquierda gana las elecciones?, ¿si gana Cuauhtémoc Cárdenas? ”Si gobernará el neopopulismo – …- el país se hundiría en la catástrofe”. Los neopopulistas aplicarían medidas positivas en otro momento, pero ahora “resultarían insuficientes, obsoletas y reaccionarias”. Establecerían un gobierno “dispuesto a decir que sí a todo y a todos, con las expropiaciones como norma, el frentismo como política, la debilidad como corolario, y, en consecuencia, la confrontación social, la inestabilidad económica y el desorden político como resultado” (Carlos Salinas de Gortari, citado por Borge Tomás, Salinas, los dilemas de la modernidad, México, Siglo XXI, 1993, tercera edición, p. 153-154).

Sin duda alguna es interesante (como mínimo) la opinión de Salinas de Gortari respecto los partidos rivales en la campaña presidencial de 1988, pues tuvo un eco de vigencia en muchos ciudadanos en el año 2006, y se encuadra (considerando la tendencia de continuidad en lo que a desorientación política se refiere) en las actuales esperanzas y expectativas de muchos jóvenes respecto a la figura de López Obrador.

En nuestra opinión, para buscar entender la naturaleza de la desorientación política y su relación con la esperanza y la expectativa en los políticos del sistema, es preciso considerar varios factores en el mundo social existente. Actualmente se afirma la existencia de 34, 399, 133 votantes jóvenes, de éstos, poco menos de 24 millones tiene una edad de entre 18 y 29 años (IFE, citado por Zertuche Juan Antonio, En busca del efecto Obama, Reporte Índigo -impreso- 07/05/12).

Muchos de los compañeros y compañeras, de amigos y amigas a los que va dirigido este trabajo (en particular en este estado del país) pertenecen a estas generaciones y han comenzado su participación en el mundo social y sus cuestionamientos en el universo político.

Los compañeros de la edad más elevada señalada anteriormente, nacieron en el sexenio de  Miguel de la Madrid, los de media y menor edad, entre los sexenios de Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo respectivamente.

Tras la brecha abierta después de las décadas de los 60’s y 70’s, sumado a las transformaciones económicas, políticas y sociales a nivel mundial (derrumbe de la Unión Soviética, Tratado de Libre Comercio, surgimiento de los tigres asiáticos, acentuada acumulación de poder y Capital en empresas supranacionales etc.) la democracia de palabra mexicana continuó su desarrollo evolutivo:

”Ante la existencia de un nuevo México político, decía Fernando Ortiz Arana –presidente del PRI en el salinato- y la presencia de una nueva ciudadanía, con  una nueva cultura política, era necesario dar cabida a la pluralidad, sin perder nuestra fortaleza y unidad. Para ellos se requería de un profundo proceso de modernización y de la reforma del Estado.

 «El Estado mexicano debía de modernizar sus relaciones con los partidos políticos, con los sindicatos, con los grupos empresariales, con las iglesias, con los campesinos y las organizaciones en el campo y en las ciudades, con las comunidades indígenas y, todo ello, dentro del cauce del estado de derecho, sin debilitar nuestra soberanía, ni descuidar el bienestar. 

“El presidente Salinas… invitó a la Comisión Federal Electoral parea que convocará a toda la sociedad a participar en un proceso de consulta, con el fin de determinar el perfil y el rumbo de la reforma electoral. Al concluir esta consulta se convocó a un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso de la Unión con el propósito de enmendar y adicionar los artículos 41, 54, 60 y 73 de la Constitución General de la República, como base para una nueva reglamentación electoral. “Los trabajos referentes a las modificaciones constitucionales no fueron fáciles. Por primera vez en su historia el PRI no contaba con la mayoría calificada en la Cámara de Diputados (dos terceras partes de los integrantes) para sacar adelante dicho proyecto por sí solo). 

“Se hizo necesario llegar a acuerdos y construir consensos con distintos partidos políticos. Así, en octubre de 1989, las dos fracciones parlamentarias más importantes (el PRI y el PAN) de este órgano legislativo suscribieron un acuerdo para llevar a buen término las reformas constitucionales en materia electoral. 

“La nueva ley electoral (Cofipe) incluyó numerosas innovaciones, para lograr elecciones transparentes. Fomentó un verdadero sistema de partidos en libre competencia. Creó el Instituto Federal Electoral, organismo autónomo e independiente, encargado de dirimir las controversias entre los partidos y las inconformidades ciudadanas, impide ventajas para algún partido político. Este tribunal está facultado para controlar la legalidad del proceso y dictar resoluciones definitivas e inapelables. 

“El Colegio Electoral (formado en cada cámara legislativa para calificar las elecciones) con el voto afirmativo de las dos terceras partes de los miembros puede revocar esas decisiones, siempre y cuando exista una previa fundamentación”. 

“La primera reforma electoral intentó el perfeccionamiento de los instrumentos electorales. Se creó un nuevo padrón casa por casa, se reformaron los mecanismos de integración de las casillas y de la votación misma, se aseguró la integración plural de las casillas y en la Comisión Electoral se aseguró que ningún partido o el gobierno pudieras determinar la votación. 

“A pesar de diversas críticas, la reforma pasó la prueba en la elección de 1991 y fue evidente el requerimiento de avanzar, de los aspectos instrumentales de la elección, a suprimir las posibles desventajas entre partidos derivadas del financiamiento o el acceso limitado a los medios de comunicación. Al menos esa es la intensión confesa. 

«El objetivo inmediato es lograr una mayor transparencia y credibilidad de los procesos electorales. Para ello, se acordó la expedición de una credencial con fotografía… transparencia en el origen del financiamiento, topes a los gastos de campaña, uso equitativo de los medios de comunicación y procedimientos garantes de la imparcialidad de los procesos electorales. Estos trabajos se realizan en la Cámara de Diputados, por considerarla el lugar donde mejor se expresa la pluralidad del país.”. (Borge Tomás, Ob.Cit., p.159-160)

Transparencia, imparcialidad, libre competencia, reformulación instrumental de las elecciones, ¿conquista indirecta, o concesión forzosa del fraude electoral de 1988? Lo cierto es que “la izquierda” asimiló las nuevas condiciones impuestas en el juego. A 1988 siguió 1994, y Cárdenas consiguió menos de la mitad de los votos que después de la “insurrección electoral” de 1988.

IX

Después del triunfo del PRI en las elecciones de 1994, del Partido Acción Nacional corrieron rumores de pacto y negociación: “Sin duda alguna, su gloria en este campo (en la carrera política)  lo alcanzó el 13 de mayo de 1994, cuándo sorprendió a todo el país como aspirante a la Presidencia de la República por el PAN, al enfrentarse en un debate televisado con el priista Ernesto Zedillo y el perredista Cuauhtémoc Cárdenas, en el primer evento de esa naturaleza en la historia de la política mexicana.

A la mañana siguiente, diversos medios, especialmente en los periódicos, dieron cuenta de los sondeos en el público, que presentaba a Fernández de Cevallos como ganador del debate. El pasmo del oficialismo fue evidente. “La prensa extranjera, ávida de novedades dentro de la predecible política mexicana, habló de una “Diegomanía” en el país. “¿Presidente Fernández?”, preguntaba un artículo de la revista Newsweek en junio de ese año, según el cual de ser el tercero en la lista de preferencias, el aspirante panista había llegado a encabezar las preferencias electorales después del debate. 

“Desde Londres, el periódico The Sunday Times dijo: “Fernández de Cevallos ha devuelto el gusto a México el gusto por la democracia” Y agregaba, “cuando las instituciones políticas mexicanas se tambalean bajo las presiones del interior y de Estados Unidos, Fernández de Cevallos ha surgido de repente como figura a considerar. Un carismático conservador con la posibilidad de llegar a la presidencia. 

“En su libro de memorias, Carlos Salinas de Gortari obsequia varios elogios a Fernández de Cevallos. Y al aludir al citado debate, refiere que esa misma noche dio instrucciones para que su gobierno saliera al rescate del candidato priista Ernesto Zedillo. 

“En las semanas siguientes, sin embargo, la presencia pública de Diego se desdibujó y se presentó a la jornada electoral con una imagen de guerrero en retirada, lo que despertó múltiples suspicacias que abundan hasta la fecha. “Se enfermó”, advirtieron algunos, según los cuales Fernández de Cevallos sufría un mal incurable, un cáncer voraz, que lo había obligado a recluirse en un hospital en Houston. No lo podía revelar, se decía, porque supondría su muerte política anticipada, por el mero hecho de que legalmente estaba limitado a salir del país durante varios meses antes de la elección. 

“Otras versiones, menos generosas, atribuyeron su debilitamiento a una componenda con el gobierno y a la existencia de un “expediente negro” con el que lo habían logrado recluir en su casa o cuartel de campaña. La duda estalló en un libro de Vicente Fox, publicado tras ganar la presidencia en el 2000, donde lamentaba que tras su éxito en el debate del 94, Diego hubiera rendido las armas”. (Rock Roberto, Diego Fernández de Cevallos, Abogado del diablo, en Los Intocables, coordinado por Zepeda Patterson Jorge, Planeta, México, 2008, p. 101-102)

Sea como sea, 1994 fue otro sexenio en el que la democracia de palabra (dirigida por el PRI en esos momentos) no ofreció novedad alguna a las promesas ya hechas a la oposición electoral. Sin embargo la oposición electoral, la irrupción del levantamiento armado de 1994 y la reactivación de la guerrilla rural en el sur del país contribuyeron a la determinación de los resultados del año de “la transición” (segundo semestre del año 2000).

Dos opiniones nos interesa conocer sobre esta afirmación: “El trato frecuente del PAN con este gobierno los ha mimetizado y aún simbiotizado, pero ha sido mayor la influencia de Acción Nacional sobre el régimen. Éste se ha panificado, es decir, puesto en práctica la política de Acción Nacional en algunos de los puntos cruciales de su actuación. La reforma de Estado que es honra y prez del salinismo, es una reforma preconizada por el PAN desde su nacimiento, puesto que surgió como una agrupación antiestatista y anticardenista, atributos de la actual administración. 

“El gobierno priista y su partido han girado hacia donde está el PAN, hasta confundirse con él en varios sentidos. Acción Nacional no ha permanecido, ciertamente, inmutable en este intercambio. No es el mismo de 1939, ni el de 1975. Ni siquiera el de 1988. Aunque en el último decenio no ha sido dirigido por abogados, el partido ha practicado en ese periodo el típico negocio jurídico: do ut es (doy para que des). Ha obtenido logros, pero ha pagado costos. La mayor parte de sus miembros parece juzgar que este canje se ha hecho sin daño para la misión del partido. 

“Desde afuera de él se aprecia mejor el peligro de que esa adecuación de los principios a la realidad conduzca al PAN a la paradoja de servirse a sí mismo con eficacia, en medida semejante que sirve menos a la democracia””. (Granados Chapa Miguel Ángel, citado por Roberto Rock, Ob. Cit., p. 100)

“La lucha por la democracia –reflexiona un sobrio demócrata ex-comunista- no es un privilegio de la izquierda. También hay sectores democráticos en la derecha. Mientras el PRI siga en el poder, impidiendo la alternancia y los inevitables cambios que ésta introduce, es lícito pensar en una alianza de todos los partidos de la democracia, en un espectro que va desde la derecha democrática hasta la izquierda democrática. Esto supone, ante todo, las alianzas entre el PRD y el PAN. Si un partido de oposición no triunfa en las próximas elecciones, el proyecto seguirá vigente. Desde hace dos décadas nos encontramos en la transición del régimen corporativo a uno pluralista. El Estado se debilita, mientras la sociedad civil se balcaniza. Lo mejor para acelerar este proceso hubiera sido un acuerdo negociado entre todos los partidos, incluyendo al PRI. Pero ahora sabemos que eso es imposible. 

“Si lo previsto en las encuestas se hace realidad el 2 de julio, habrá estancamiento, pero no un retroceso o una derrota grave para la izquierda. Si esta vez se repite la votación de 1994, quedará entonces demostrado que la única vez que Cárdenas pudo haber ganado o ganó la presidencia fue en 1988 y que ésa coyuntura difícilmente repetible para un candidato de centro-izquierda. El resto fueron ilusiones injustificadas. Es más, con el estilo, el discurso y el proyecto actual, éste parece ser el tope del voto posible. 

“Será inevitable entonces concluir que, con excepción de 1988, la mayor parte del voto en México ha estado y ésta hegemonizada o directamente controlada (clientelarmente) por dos opciones de centro-derecha, la priísta y la panista. Entre las dos han tenido mayoría, incluso en 1988. 

“La izquierda no puede cambiar esa realidad de la noche a la mañana. Para conquistar el voto mayoritario y cambiar el país, será necesaria una labor larga, inteligente y visionaria. En este proceso, coyunturas como la de 1988 son posibles, pero no probables. Entonces esa gran oportunidad no se aprovechó. En todo caso, en lugar de apostar a un golpe de suerte o mantenerse en un voluntarismo ciego, vale la pena prepararse para una larga y compleja guerra de posiciones en la cual, victorias como la que puede producirse en el Distrito Federal tiene una importancia enorme no solo por lo que significan en sí mismas, sino como parte de un proceso que, conquistando mentes y corazones, desemboquen en el poder. 

“Si esta reflexión es cierta, de 17 a 20% de la votación es, en las condiciones actuales, un resultado lógico y aceptable. Representa una reiteración de un tope no superado aún en condiciones normales, pero de ninguna manera una derrota estrepitosa.”. (Semo Enrique, Ob. Cit., p.307, 314)

Estas eran algunas de las opiniones y actitudes que gobernaban entre los principales actores de la política nacional ante “la transición democrática” de las elecciones del año 2000.

X

En el año 2000, muchas organizaciones e individuos vieron en el triunfo de Vicente Fox Quesada un avance democrático; vieron, un gobierno “del cambio”.

Millones de mexicanos participaron en aquella jornada electoral, Muchos de nuestros padres y amigos tuvieron ilusiones de cambio; en la primera década posterior al triunfo “del cambio”, un compañero anarquista reflexionaba: “La administración de Fox transcurrió no sólo sin que se diera un cambio real, sino que además se evidenció la incapacidad del PAN de poder realizar movimientos importantes en las estructuras del país. Viejos vicios “priístas” hicieron presencia a lo largo del sexenio: fraudes electorales, favoritismos, enriquecimiento ilícito, nepotismo, etc. Hacia los trabajadores, la situación no mejoró: aumentos de precios, tope salarial, aumento del sindicalismo blanco, etc. Además, la represión y la violencia hacia el pueblo organizado se evidenció: represión en Atenco, Lázaro Cárdenas, Guadalajara, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, etc.” (A 10 años del gobierno “del cambio”: NADA HA CAMBIADO, sólo el Socialismo y la Libertad pueden traer el verdadero cambio, Solidaridad Proletaria, número 01, Segunda Época, primavera-verano 2010)

Agreguemos a esto que en el sexenio de Fox el buscado capo Joaquín “El Chapo” Guzmán escapó del segundo penal de máxima seguridad, y que la administración federal panista intervino activamente en las elecciones de 2006. Esta fue otra de las joyas de la democracia de palabra en la alternancia.

XI

No pienso extenderme en la política de la administración actual, pues es en esta misma dónde la juventud ha ido despertando. Ya habrá tiempo y espacio para discutir esto a profundidad.

Decía algunos capítulos atrás que actualmente se afirma la existencia de más de 34 millones de votantes jóvenes, de éstos, poco menos de 24 millones tiene una edad de entre 18 y 29 años.

También decíamos que los compañeros de la edad más elevada señalada anteriormente, nacieron en el sexenio de Miguel de la Madrid, los de media y menor edad, entre los sexenios de Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo respectivamente. Ya pasamos un breve repaso de la política electoral y el desarrollo democrático en los sexenios que van de 1988 al de 2000.

Pienso que nuestra generación desconoce lo que las generaciones anteriores a Miguel de la Madrid conocieron: la ilusión de la apertura. Quizá era inevitable la frágil ilusión en generaciones hartas del estatismo mexicano personalizado en el PRI tras 70 años de dominio. Sin embargo el voto forzado (el llamado “clientelismo”) hacia las estructuras estatistas del PRI no estuvo exento de irónica desconfianza y una velada burla de los desposeídos.

“Una forma todavía más inestable del clientelismo en un sistema en el cual el fraude electoral pierde eficacia, es la compra de voto a cambio de regalos o canonjías. Sin embargo, todo indica que se practica profusamente y se seguirá practicando. La compra-venta del voto hace evidente una relación que niega la relación representativa. El súbdito entrega al político su voto para que ejerza el poder como si éste fuera una propiedad, un negocio o una concesión a cambio de un favor. Ninguno de los dos se da cuenta que el depositario de poder es el cliente.

“El pobre, el analfabeta, el oprimido, sabe perfectamente que si el poder estuviera en sus manos, no viviría como vive. El poder está en manos del político y él puede utilizarlo para perjudicarlo o beneficiarlo. Ergo, si el político quiere algo, debe dar algo a cambio. De ahí el famoso dicho campesino: “Sólo el pendejo le cree al político; si quiere tu voto, que pague”, o bien, desde otro extremo del pacto clientelar, la frase que se atribuye a Plutarco Elías Calles: “Los campesinos deben entender que si quieren tierra deben entregarnos el poder”. La relación queda así legitimada en sus dos extremos. (Semo Enrique, Ob. Cit., p. 259)

Tras décadas y décadas de derrota y ausencia de propuestas genuinamente revolucionarias, nuestros ancestros políticos y nuestros padres desposeídos conocieron la ilusión de transformar las cosas por los medios que ofrece el sistema, por las reglas dictadas por los que gobiernan. Apelaron a la moral de una clase de hombres y mujeres cuya única moral es: primero, el dinero; luego, la virtud.

Las generaciones actuales desconocen la opresión omnipotente de un régimen estatista fuerte, cohesionado, invencible. Nuestras generaciones actuales presencian el aumento de las contradicciones en el terreno político entre distintas facciones de las clases dominantes, el debilitamiento del control político-militar por parte del Estado, la descomposición de las relaciones sociales a causa de la actividad violenta de los narco-empresarios y el empeoramiento de las condiciones de vida de las familias trabajadoras.

Nuestras generaciones presencian la desorientación, la impotencia, la depravación y la estupidez de la sociedad en su conjunto. Todos estos factores y elementos contribuyen a nuevas ilusiones en las mismas rutas que nos llevaron al actual estado de cosas.

De los 32 millones de jóvenes en edad de votar, una minoría es la que ha entrado en la escena de la política nacional, y no ha entrado como una fuerza independiente y con programa propio, ha entrado en oposición a los excesos del sistema. Del día de hoy a 20 o 30 años, las riendas del país recaerán en las generaciones que hoy en día estamos en formación.

Actualmente la transparencia, imparcialidad, libre competencia, reformulación instrumental de las elecciones, la participación ciudadana y la última tendencia de “democratización de los medios” resultan insuficientes para iniciar una transformación de gran escala en nuestro país que repercuta en nuestra sociedad universal contemporánea.

Uno de los esfuerzos en este sentido, es realizar la crítica correspondiente a las actuales ilusiones y “sobrias posiciones” en tácticas, estrategias, medios y aspiraciones ante un evento político como las elecciones federales de julio de 2012.

XII

Ya es notoria la desconfianza (incluso el repudio activo) en los partidos que han gobernado federalmente, por lo que no es de nuestro interés abordar lo que supondría la continuidad o el regreso de Acción Nacional y el Revolucionario Institucional respectivamente.

En el segundo semestre de 2010 “El IFE solicitó a AMLO comprobar ingresos, pago de impuestos, cuentas bancarias y propiedades. AMLO respondió y comprobó: “Percibo un sueldo mensual de 50 mil pesos de Honestidad Valiente A.C. Tengo una cuenta de cheques en el banco HSBC con un saldo actual de 9, 034 pesos. “No tengo tarjeta de crédito, mucho menos cuentas en el extranjero. He pagado mis impuestos en tiempo y forma. Entrego comprobantes. “Sólo poseo una casa, ubicada en Palenque, Chiapas, donde vivían mis padres y que me fue heredada. No tengo riquezas materiales, lucho por mis ideales y principios, no por ambición al dinero y al poder. “Siempre he pensado que el peor de todos los ladrones es el político corrupto, lacayo de las empresas nacionales y multinacionales. “La corrupción política es lo que más ha dañado a México” (Regeneración 11, Noviembre de 2010).

A finales de la década de los 80’s, López Obrador, junto con otras ‘grandes personalidades’ de la democracia mexicana, construyeron una corriente al  interior del PRI que culminó en la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En el primer lustro de  la década de los 90’s, López Obrador contendió por la presidencia municipal de Macuspana, perdió frente a Salvador Neme Castillo.

Tras elecciones locales intermedias, López Obrador organizó el Éxodo por la Democracia, iniciado por 50 personas y llegando al Distrito Federal con 40 mil; poco después el PRD gobernaba el municipio de Cárdenas con la formación de consejos mixtos de mayoría priísta. En la contienda por la gubernatura de Tabasco en 1994, teniendo como rival a Roberto Madrazo, López Obrador respondía a Ernesto Zedillo, tras la propuesta de éste a que el perredista fuera  abanderado común de PRI y PRD: “(que) estaba convencido de la necesidad de la democracia, que luchaba por eso y que lo principal no era la gubernatura. Le dije que lo único que pedía era juego limpio: elecciones libres y justas”  (López Obrador citado por Guzmán Armando y Vergara Rosalía, en Los Aspirantes 2012, No. 09, Noviembre 2011, en adelante Los aspirantes 2012).

Al año siguiente López Obrador demostró que Roberto Madrazo había invertido en su campaña electoral 241 millones de pesos, pese a haber presentado ante el Instituto Electoral de Tabasco un informe sobre gastos de campaña que ascendía a los 3 millones 718 mil 443 pesos con 87 centavos. Tras impugnar la elección López Obrador llamó a los bloqueos (de instalaciones de PEMEX y carretas de acceso), la resistencia civil expresada en el no pago de la luz eléctrica y los impuestos, durante estas jornadas, López Obrador fue lesionado y mostrado en la prensa nacional con manchas de sangre en su camisa. En el segundo lustro de la década de los 90’s, López Obrador fue presidente nacional del PRD y contribuyó a ganar la primera elección para jefe de Gobierno del Distrito Federal con Cuauhtémoc Cárdenas como abanderado.

En marzo de 2000 contendió para el mismo puesto; su candidatura fue impugnada pero en julio de 2000 triunfó sobre Santiago Creel de Acción Nacional. En 2004 el Gobierno Federal de Vicente Fox inicia un proceso de desafuero para evitar su candidatura a la presidencia de la República en 2006, tras nuevas movilizaciones dónde participaron cientos de miles contiende en 2006 contra Felipe Calderón y tras la derrota, acusó a Acción Nacional de haber incurrido en fraude, inicia una resistencia directa breve y  emprendió, hasta nuestra actualidad, la construcción de un gran movimiento cívico-electoral para contender nuevamente en las elecciones federales de 2012.

Esta carrera política, sumada a sus cualidades republicanas ha hecho maravillas en un país como México, dónde los ciudadanos y los militantes políticos de los desheredados consideran esta excepción del pantano de la corrupción nacional como un evento sin precedentes, como una existencia sin igual y como una señal de que la hora de la democracia está en la puerta nuevamente. El que tenga oídos para oír, que oiga.

En Monterrey, la dilatación de dicha maravilla ha creado opiniones antes impensables. Así reflexionó Alfonso Romo, declarado enemigo de López Obrador en 2000 y 2006, en la prensa social-narcisista del empresariado de Nuevo León: “es un hombre preparado, profundo; sus hijos estudian en el Tecnológico de Monterrey, y se van a ir a estudiar unas maestrías, vaya, una gente de primera, pero sumamente sencillo. No confundamos, y por sencillo, lo descalifiquemos de otra cosa.

“Hoy tenemos que nombrar a un líder maduro, con experiencia. Yo no soy del PRD aclaro, nunca he sido del PAN, nunca he sido miembro de los partidos porque yo no creo en los partidos, creo en las personas. Andrés Manuel no es izquierdista, no es estatista; es un hombre sensible a la dignidad de las personas. Así lo siento, así lo creo, y así lo he constatado. Y si me equivoco, que no creo, es de buena fe.”. (Alfonso Romo y su apoyo a AMLO, en Sierra Madre, El Norte, 4 de mayo de 2012).

Y para quién tenga buena memoria y alguna experiencia en la vida política local (del lado de los jodidos, por supuesto) tampoco es un secreto que antiguos anarquistas, otrora intransigentes, enemigos implacables del “reformismo burgués” y negados a perpetuar la explotación haciendo el juego a “la izquierda del capital” ahora realizan proselitismo activo para el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) que encabeza López Obrador. Esto no es todo. López Obrador y MORENA han logrado agrupar en torno suyo a destacadas personalidades del mundo intelectual. Desde médicos cirujanos, pasando por mejores alcaldes del mundo, ingenieros, físicos, agrónomos, doctores, escritores, economistas, periodistas, actores, cineastas, hasta magistrados y un largo etc.

En las filas de López Obrador y MORENA destacan los Paco Ignacio Taibo II, las Elena Poniatowska, y las Rosario Ibarra, que ponen a vacilar a los progresistas sin partido, a los vacilantes natos, a los inexpertos, los desorientados y a los distraídos. En oposición a la tradición de los gobernantes mexicanos, López Obrador y MORENA levantan un programa, una plataforma y un “proyecto alternativo de Nación”. Proponen, para regenerar a México, “revolucionar las conciencias” y formar un “pensamiento crítico”; “rescatar al Estado y ponerlo al servicio de la Nación”; “democratizar el acceso a los medios de comunicación”; “combatir la corrupción y construir una nueva política (austeridad republicana, transparencia)”; una “nueva economía (inversión pública en infraestructura)”; “combate a los monopolios”; “abolición de privilegios fiscales (‘que paguen más los que ganan más’)”; el “desarrollo nacional con los energéticos como palanca (construcción de refinerías, ¿renacionalización de la industria eléctrica?)”; “reanimación del campo y la soberanía alimentaria” y la construcción de un “Estado de bienestar (¡un suspiro por el General Lázaro!) contra la desigualdad”. (Regeneración no. 08, 07/10)

Este programa se consolida con un sutil velo ideológico del humanismo republicano, donde todos participaremos, y donde todas buscaremos dar a la solución de los problemas de la nación un enfoque moral que permita hermanarnos solidariamente hasta alcanzar nuestros fines.

Sin embargo, es preciso entender la composición y naturaleza del movimiento encabezado por López Obrador. Lo cierto es que el movimiento mencionado tiene su fundamento en el hipotético triunfo de López Obrador en las elecciones presidenciales del 1 de julio de 2012, en el que la suposición nos dicta que, desde el Estado se incorporarían los distintos sectores (¡y vaya que algunos no solo son distintos, sino hasta contradictorios y antagónicos!) hacia la construcción colectiva  del “Estado de bienestar”.

Lo que en el actual contexto electoral significa “concentrar” (digámoslo como es: reducir) los esfuerzos colectivos a la contienda electoral y la defensa del voto. ¿Qué supondría el triunfo electoral de López Obrador con relación a los distintos sectores que hoy, sea por convencimiento de las capacidades del candidato, sea por un genuino repudió a los partidos que han administrado federalmente, participan (directa o indirectamente) en la lucha electoral? Significaría la integración de dichos sectores al Estado. Significaría estatizar el movimiento; significaría edificar una nueva forma de opresión disfrazada con el ropaje “democrático”, significaría ponernos bajo la tutela inapelable del Estado benefactor a costa de la actividad independiente de los distintos sectores explotados y oprimidos; significaría (aun ignorando las contradicciones económicas que el proyecto de López Obrador supone) más “igualdad” acosta de la esclavitud y la brutalidad. Y definitivamente es hacia donde tiende la aplicación efectiva del “proyecto alternativo de nación”.

Sí. Un serio combate a los monopolios, o la “democratización de los medios” o el combate a la corrupción suponen entrar en conflicto con los sectores de la clase dominante que detentan dicho poder. Para un combate de ese calibre es necesario apoyarse en grandes sectores de la población, es preciso orientar en el proyecto a las más amplias masas. Y un combate supone el uso de la fuerza, y el uso de la fuerza es algo de lo que López Obrador se ha deslindado en campaña.

XIII

Tomemos como ejemplo algo en  boga: la “democratización” de los medios. Ya se documentó capítulos atrás que desde 1989 se han buscado mayores formas en las que las elecciones fuesen más equitativas. La continua reformación instrumental electoral (desde los cambios introducidos en 1991 como se vio en el capítulo 8) llego hasta los cambios introducidos en 2007 tras las consecuencias de la “campaña negra” orquestada en contra de López Obrador desde los medios masivos de comunicación, entre otras, un tope en los recursos empleados en las campañas.

Pero los sectores organizados en torno al candidato y los sectores convencidos de que los cambios van a operarse desde arriba en el marco de los instrumentos de la democracia de palabra no paran ahí, van más allá con la reforma en las leyes que regulan los medios de comunicación.

Para “democratizar” los medios proponen, entre otras cosas: a)    Establecer entidades de interés público, autónomas, pero sostenidas por el Estado, que asuman la tarea independiente de informar equilibradamente, sin regirse por una orientación comercial, como presuntamente hace la BBC en Gran Bretaña. b)    Establecer sociedades anónimas en las que, por mandato estatutario, se distribuya la posesión de acciones entre muchos ciudadanos y se prohíba la concentración de más del uno por ciento de la propiedad en una sola persona, como hace el periódico “La Jornada” en México (a esto se le llama atomización y dispersión de la propiedad). c)    Instituir la concesión obligatoria de las frecuencias disponibles de radio y televisión, a partes iguales, a cuatro sectores: iniciativa privada, entidades del Estado (poderes federales y estatales, organismos autónomos), instituciones públicas de educación superior y organizaciones sociales (sindicatos, ligas agrarias, comunidades indígenas, organismos de derechos humanos, la educación etc.).

A esto se le conoce como Régimen mixto de la frecuencia. (Regeneración no. 03, Marzo 2010)

Y todo esto se escucha muy bien, sobre todo si lo consideramos desde la última experiencia en medios de comunicación que tuvimos en el estado, en la que la democracia de palabra de los ricos desmantelo con armas en mano la Radio comunitaria de Tierra y Libertad, una conquista histórica del pueblo de Nuevo León. Además de someter a proceso a nuestro compañero Héctor Camero.

La cuestión sigue siendo que esas medidas desde arriba no superan el marco opresor de la regulación del Estado además de constituir un insulto para los sectores que dedican la mayor parte de su día a poner la tortilla en la mesa y pagar los servicios. ¿Cuándo podremos, nosotros, los de los salarios mínimos, obtener un .10 por ciento de propiedad sobre algún medio? ¿Cuándo obtendremos concesiones si nuestros esfuerzos se limitan al ejercicio del voto y su defensa?  ¿Cuándo participaremos activamente, tú, trabajador, tú, estudiante, en la emisión de la información si no tenemos conocimiento ni tiempo para desarrollarlo? Sin duda son medidas que llevarán a cabo (en el hipotético caso de ser presidente el próximo sexenio) López Obrador, su gabinete y los sectores que se integren al estatismo neocardenista del siglo XXI.

Para los sectores independientes que levantan sus propios medios de comunicación con su propio esfuerzo (como la colonia Tierra y Libertad) el uso del espectro seguirá siendo ilegal, y quizá no paguen (en caso de una reforma  a la Ley General de Bienes Nacionales en este sentido) los 300 o 1000 salarios mínimos de multa, o vayan a prisión 13 años de cárcel, pero sí tendrán que ser muy cuidadosos en no subvertir el orden del Estado ni sabotear “apátridamente” los logros del “cambio verdadero”, aunque lo hagan desde 4 kilómetros a la redonda.

Esto en el hipotético caso de que ganará López Obrador; y si ganará ¿se atrevería a entrar en conflicto directo y serio con los monopolios? De ofrecer resistencia éstos, ¿emplearía la fuerza? Primero la presidencia tendría que debilitar la oposición en las cámaras, las gubernaturas, y los municipios; tendría que erigir nuevamente el corporativismo de Estado, debilitar y aniquilar a toda oposición dentro de las estructuras del Estado, tendría que construir un nuevo partido de Estado que permitiera movimientos de esa naturaleza y ganar a las fuerzas armadas poniendo mandos files al nuevo régimen, pero es temprano para especular sobre eso.

Lo cierto es que López Obrador está convencido de su “misión histórica”, de esa “gran tarea” emprendida por Juárez y Cárdenas, caracterizadas por la “enérgica dirección” de benévolos caudillos. Es probable que eso sea lo que incomoda a la alta burguesía mexicana, el convencimiento que tiene López Obrador de su obra, y la sombra que proyecta la experiencia de Lázaro Cárdenas sobre la iniciativa privada y el estatismo apoyado y sostenido por las masas.

Sostengo que toda ilusión y expectativa en los cambios operados desde las urnas electorales para los que no tenemos futuro son una disposición inconsciente a la derrota por obra propia. Sostengo que es una estupidez, un acto político deshonesto y una traición abierta tener conciencia de la naturaleza de las ilusiones y expectativas en los cambios operados desde las urnas electorales y pregonar proselitistamente a favor de nuestros opresores y sus estructuras.

Sostengo que criticar sin proponer no soluciona nada; y que la palabra sin la acción de nada sirve. Va siendo tiempo de finalizar este trabajo, no sin antes reflexionar sobre la democracia de obra puesta en acción apenas hace algunos años, en nuestro país, que sin duda puede orientarnos en más de un sentido en nuestra obra revolucionaria.

XIV

Oaxaca es un estado que cuenta con 570 municipios, 418 de ellos se rigen por usos y costumbres, se desconoce ahí el sistema de partidos; se hablan 17 lenguas y existe un histórico caciquismo.

Existen, además 450 mil analfabetos, una brutal discriminación y opresión hacia la mujer. La economía local esta sostenida por las remesas enviadas desde el norte, lo que indica una considerable diáspora de habitantes en la que el 60% de los municipios se consideran de alta expulsión.

Oaxaca ha sido históricamente un centro de cultura y resistencia. El 2006 fue un año impregnado de lecciones para todos los mexicanos dispuestos a la acción política.

El magisterio agrupado en la sección 22 del SNTE, como desde hace más de 26 años (contando desde 2006), había dispuesto un enorme plantón en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca en demanda de mejores condiciones laborales, económicas, sociales, educativas, materiales, y en demanda del histórico reclamo del magisterio: la rezonificación salarial.

El paro indefinido comenzó el 22 de mayo. Casi 3 semanas después el Gobierno del priísta Ulises Ruiz respondió a las demandas del magisterio con la represión policiaca.

El operativo de desalojo se instrumentó por la madrugada (3:00 am). El objetivo: chingarse a los maestros. El ataque fue general; a maestros, comerciantes, mujeres y niños. Una hora y media después se organizó la resistencia, poco después, la ofensiva.

Los helicópteros, los granaderos y los gases lacrimógenos no contuvieron la ofensiva colectiva de los trabajadores de la educación y el pueblo pobre. El 14 de junio el pueblo de Oaxaca derroto al gobierno de Ulises Ruiz expresado en la retirada de la policía y la toma del control del centro histórico por la gente.

Cuatro días después: «con la asistencia de 365 representaciones de diversos sectores del pueblo y las siete regiones del estado se CONSTITUYE FORMALMENTE LA ASAMBLEA POPULAR DEL PUEBLO DE OAXACA, la cual se reconoce como un espacio de decisión y lucha del pueblo, además de constituirse como un espacio para el ejercicio del poder, en el que estén representados los obreros, campesinos pobre, indígenas, estudiantes, jóvenes, mujeres, y todo el pueblo» (Declaración Política de la Constitución Formal de la APPO, citada por Osorno Diego Enrique, Oaxaca Sitiada, la primera insurrección del siglo XXI, Grijalbo, México, 2007, p. 47).

Mientras Oaxaca se levantaba, el país, políticamente hablando, se convulsionaba: conflictos en Nacozari, Sonora (huelga); Pasta de Conchos, Coahuila (resistencia y protestas por el homicidio industrial); Lázaro Cárdenas, Michoacán (huelga), Atenco, Estado de México (enfrentamientos con la Policía Federal)y el Paseo de la Reforma en la ciudad de México (con un enorme plantón contra el fraude electoral).

La experiencia que se desarrolló en tierras de Juárez ofrece lecciones particulares en el sentido de la táctica y expresiones más elevadas de representación democrática con tendencias profundas de abolir la opresión del Estado y el Capital y ejercer el poder colectivamente en un contexto de plena confrontación.

A lo largo de siete meses la confrontación entre el Estado y el pueblo de Oaxaca tomo distintos grados que tuvieron como resultado una rica experiencia para la política revolucionaria.

El 26 de julio Oaxaca se reapropio de sus tradiciones convertidas por los políticos y empresarios en actividades proselitistas frívolas. La fiesta de la Guelaguetza en la que las siete regiones ofrecen y comparten su mística a México y el mundo fue boicoteada y acompañada de ocupaciones de las instalaciones del gobierno, imposibilitando su funcionamiento práctico.

«El boicot de la Guelaguetza habría de envalentonar al movimiento opositor. De ahí que los rebeldes decidieron, a la semana siguiente, el 26 de julio -coincidiendo con el asalto al Cuartel Moncada, en Cuba- paralizar la función pública en la entidad mediante la ocupación permanente y ocasional de diversas dependencias: Palacio de Gobierno, Casa Oficial del Gobernador, Cámara de Diputados, Palacio Municipal, Secretaría de Finanzas, Procuraduría de Justicia, Tribunal Superior, Archivo General del Estado, Registro Civil, Secretaría General de Gobierno, Secretaría de Transporte. Secretaría de Protección Ciudadana, Cuartel de la Policía Estatal, Comité para la Planeación y Desarrollo del Estado, Comisión estatal del Agua, Coordinación de Delegaciones de Gobierno, Oficina Central del ISSSTE, Secretaría de Tránsito, Delegación de la PGR, Delegación de la SCT, Secretaría de Administración, Juzgados Civiles, Canal 9 de Televisión, Radio Universidad, Juzgados Penales, Oficinas del IMSS, Dirección de Gobierno, Instituto de Desarrollo Municipal, y el zócalo del centro histórico» (Osorno Diego Enrique Ob. Cit. p. 56).

 «Es un hecho histórico, unas 2 mil mujeres de diferentes organizaciones de la APPO tomaron al mediodía las estaciones de radio 96.9 FM y 680 AM y el Canal 9, la llamada ‘televisión de los oaxaqueños,…, propiedad del gobierno estatal. 

 «Madres, esposas, hijas, abuelas. Trabajadoras, amas de casa, vendedoras, y en menor número campesinas, estudiantes y niñas, vinieron de barrios de Oaxaca, de las organizaciones de civiles, de los plantones. Trajeron ollas, sartenes, tapas, cazos. Y para golpearlos, palas, rodillos, cucharones… Una formidable marcha de mujeres del pueblo, convocadas y organizadas por sí mismas, descendió esa mañana de la fuente de las Siete Regiones al Zócalo de la ciudad… para demandar la salida del gobernador. 

«Después de caminar tres kilómetros, las mujeres se detuvieron brevemente donde quedaba el palacio de gobierno. Luego ‘secuestraron’ autobuses urbanos y se dirigieron a las instalaciones de la televisión y la radio del estado, y la ocuparon pacíficamente. Los directivos habían retirado del aire la señal. Para la tarde, las mujeres ya estaban operando la radio gubernamental… Cuando aún no ‘domaban’ las instalaciones de la televisora, las mujeres ya hablaban. (Vélez Octavio y Bellinghausen Hermann, citados por Beas Torres Carlos en La Batalla por Oaxaca, Yope Power, México 2007, P. 35-36.)

En agosto el gobierno responde con balazos. Los medio de comunicación, bajo el control de la APPO, son atacados por hombres armados; el 21 de agosto cae el primer muerto, José Alberto Cruz.

La APPO responde tomando una docena de radios comerciales y reforzando las ocupaciones con barricadas. La tensión crece; los escuadrones de la muerte extienden su acción bajo la  cobertura del gobierno.

Tras la muerte de Alberto Cruz, las barricadas se extienden, se habló de entre 500 y 1 500 existentes a lo largo del conflicto. En la resistencia, en la lucha, el pueblo conoce al pueblo, la alineación individualista cede, la solidaridad concreta, efectiva, se abre paso:

 «Yo no la conocía. Bueno, sí, pero nomás de vista. Me caía mal, la verdad. Se me hacía como muy creída, como que muy sobradita, pero ya conociéndola aquí, en la barricada, sabiendo lo que sufre al ser madre soltera, pues la entiendo. Y ella dice que también ya me entiende a mí, porque yo soy muy corajuda. Y ahora pues toda la noche en la barricada nos contamos los chismes de la colonia» (Mujer anónima, citada por Osorno, Ob. Cit. P. 94)

A lo largo de septiembre la tensión va creciendo con el patrullaje de los escuadrones de la muerte y la autodefensa en las calles por el pueblo. Bombas molotov estallan en bancos, el rumor de la intervención de la Policía Federal empieza a pasearse por las calles de la ciudad, el estado de alerta roja inicia.

Actos de vandalismo y sabotajes del gobierno se realizan para provocar la entrada de la PFP, se suma el colapso económico derivado del boicot a la Guelaguetza. Bancas de las plazas públicas, enormes rocas, autos oficiales, escombros, clavos, arena se erigen para seguir fortaleciendo las barricadas.

«La gente de las barricadas tiene las más diversas edades. Unos, los adultos, son los soldados de la retaguardia, juegan a baraja o dominó. Las mujeres son milicianas espontáneas que cuentan los chismes del barrio. Pero quienes mejor han construido su papel son los chicos inspirados por el «Che» Guevara y el Subcomandante Marcos…» (Osorno, Ob. Cit p. 105)

La lucha callejera avanza. El gobierno responde. La parte psicológica de la guerra comienza. Helicópteros y avionetas sobrevuelan los campamentos y las barricadas. Se alistan los cohetones y las bombas molotov incrementan. Se difunde el acercamiento de un avión Hércules y más de una decena de camiones. Solo simulacros y falsas alarmas.

Entre todos estos acontecimientos Ulises Ruiz no puede estar en Oaxaca por tierra y la alta clase, los verdaderos ricos, huyen al D.F, Miami, Houston y España. Gózales Parás y Peña Nieto se reúnen con Carlos Abascal para negociar la salida del gobernador; a raíz de las protestas internacionales y la denuncia mediática de las caravanas de la muerte hay una licencia de 30 días.

Se realizan montajes sobre presunta presencia guerrillera en áreas controladas por las comunidades para provocar la entrada de la milicia.

Octubre transcurre bajo la alerta roja. «Oaxaca no es cuartel, fuera ejercito de él» resuena en las protestas del magisterio en bases navales. Un número indefinido de tanquetas y aeronaves de la armada se arriban al puerto de Oaxaca para «resguardar» las instalaciones de PEMEX.

El 27 de octubre un grupo parapoliciaco asesina a tres personas, entre las que se encontraba Brad Will en Santa Lucia del Camino; compañero periodista estadounidense que colaboraba con Indymedia y trabajaba en la documentación de movimientos sociales por todo el mundo.

Reinician las negociaciones en la Secretaría de Gobernación tras cuatro intentos fallidos. Abascal quiere acuerdo ante los medios de comunicación y apuntalar la división de la APPO desligando al magisterio de la «violencia» de la Asamblea Popular. Enrique Rueda Pacheco, el líder oficial de la sección 22 accede; mientras se realizan las negociaciones adeptos al PRI atacan las barricadas, los combates nocturnos se suceden.

Los combatientes de las barricadas desconocen los acuerdos, no han luchado para nada, Ulises tiene que caer; Rueda Pacheco es considerado  traidor. Se hace prioridad del gobierno «recuperar las vías de comunicación». 4750 efectivos de la PFP son designados para la «recuperación», 1000 cartuchos de disponen por tierra y aire, 14 tanquetas anti-motines, también. La confrontación se gesta.

A la parte psicológica de la guerra practicada todo octubre se suman las acciones de hostigamiento focalizado y el terror. Secuestros a transeúntes, torturas, detenciones ilegales, fabricación de delitos (portación de armas), intensificación de la actividad de las bandas de sicarios, se hostiga a la población para dividir a la gente y provocar el pánico y la desmoralización.

La PFP protege la actividad de los grupos de choque y acción directa organizados por el PRI y la CROC. El objetivo de la PFP es la Ciudad Universitaria y la zona aledaña para privar al movimiento de comunicación e información. Cometen un grave error, subestiman la resistencia.

De la Radio se convoca a la defensa, el pueblo responde en masa. Palos, piedras, bombas molotov, bazucas improvisadas mantienen a raya a la Policía Federal, 4 tanquetas son dañadas, 15 agentes heridos. El gobierno no respeto el 2 de noviembre en Oaxaca, tras cinco horas de enfrentamientos la ‘Batalla de todos los Santos’ se convierte en ‘la victoria de todos los Santos’. El pueblo de Oaxaca ha derrotado al gobierno federal a través de la retirada de la PFP.

En 21 estados de la República se realizan acciones de solidaridad. El gobierno local de Querétaro reprime manifestaciones para apagar el fantasma de Oaxaca. En decenas de ciudades de alrededor de 30 países la protesta se generaliza. El asunto de Oaxaca se torna asunto de seguridad nacional.

El 5 de noviembre En Oaxaca se realiza una enorme marcha sumando a la demanda de salida de Ulises Ruiz la retirada definitiva de la PFP. A mediados de mes se realiza un gran Congreso Constituyente de la APPO que traza la política del movimiento.

Se suceden las manifestaciones y la provocación. Esporádicos enfrentamientos, detenciones, heridos e inusuales movimientos de tropas indican la provocación del gobierno federal y estatal previo al gran operativo de represión.

La octava megamarcha del 25 de noviembre deriva en enfrentamientos tras la provocación montada por los agentes del Estado. Ataques indiferenciados a la Policía y los manifestantes generan la confusión necesaria para la represión. Se incendian casas, automóviles y oficinas de la administración. Operadores políticos de funcionarios del gobierno son observados en las acciones de provocación.

La diferencia de fuerzas, la actividad de los agentes provocadores y el operativo de la PFP dan resultado, se disuelve y derrota provisionalmente al movimiento.

Como a toda derrota, siguió la extensión de  la represión en todas sus formas. Golpizas, detenciones, asesinatos, traslados a penales de mediana seguridad en Tepic, Nayarit y Matamoros, Tamaulipas. Allanamientos, persecución, hostigamiento. Duro golpe el que recibió el movimiento oaxaqueño. Tras los acontecimientos ocurridos del 14 de junio al 25 de noviembre Oaxaca entro en un proceso que ya no corresponde al texto redactado, por lo que ahora nos enfocaremos en sintetizar lo que consideramos las lecciones de estas jornadas.

A diferencia de otras luchas, Oaxaca mostro otro tipo de evolución que es interesante en sí mismo. Considerémoslo por un momento. El conflicto comienza bajo el contexto de demandas reivindicativas, es decir, por reclamos contemplados constitucionalmente en un espacio no superior a la administración estatal. Al contrario de la lógica del PRI que sí sabe controlar a la oposición combinando concesiones menores y corrupción con represión selectiva, Ulises Ruiz decide una represión como solución única a la situación sin contemplar lo que estaba fuera de dicha situación, es decir, sin considerar las condiciones objetivas del pueblo de Oaxaca.

Se desata una fuerza no contemplada pero tampoco espontánea, el «accidente casual» (la represión) determina la explosión de décadas previas de organización en las escuelas y las comunidades que permiten integrar (por lo menos parcialmente) a amplias masas de la población sin experiencia política u organizativa previa. En tiempos como así, la fórmula socialista que sentencia que es posible contener en períodos de tiempo relativamente cortos (días, semas, meses) períodos de tiempo prolongados (décadas) se confirma, la relatividad política de los acontecimientos es la regla.

Las reivindicaciones iníciales pasan a segundo plano, una nueva dimensión se abre. El paradigma se rompe y el único límite es el que la propia naturaleza de las cosas y el hombre impone. Organizaciones con amplia experiencia política son rebasadas por la gente común y corriente; desde cualquier punto de vista, la situación es altamente explosiva, quién mejor sepa entender el momento político (en cualquier bando) podrá influir en los acontecimientos, podrá guiar algunos aspectos del conflicto a diversos senderos históricos.

La capacidad del pueblo para auto-organizarse no conoce estrechez. Este principio configura los acontecimientos en Oaxaca y permiten la derrota del gobierno estatal y dimensionar el conflicto a nivel nacional, a su vez confirma la especulación táctica que afirma la posibilidad no solo de impugnar al Estado, sino de negar su necesidad en la práctica concreta. Esto no quiere decir que estemos más cerca de abolir el Estado y sustituirlo por nuevos organismos sociales que administren colectivamente los medios de producción expropiados a la alta clase propietaria, no, pero sin duda constituye un gran aporte a la experiencia política nacional y deja mucha tarea pendiente para la labor teórica de revolucionarios profesionales.

Ahora bien, ¿qué lecciones lega esta experiencia en el terreno de la política y la táctica?

En política la mayor lección es que Oaxaca comprueba la posibilidad de construir organizaciones de ejercicio de poder sin necesidad de partidos políticos electorales.

Esta lección, elaborada en principio político rompe un paradigma y permite el retorno de la acción revolucionaria a la base, a la calle, al barrio, a la escuela, al hogar, al centro de trabajo; rompe la noción que dicta los grandes cambios de arriba hacia abajo, del centro a la periferia, de lo complicado a lo simple y lo invierte.

En el plano doctrinal, hiere el corazón de la democracia de palabra, lastima la doctrina del sufragio universal, la democracia participativa y apuntala su superación histórica. Ahora las decisiones no se toman en las Cámaras o los Palacios, sino en enormes asambleas deliberativas que tranzan el camino a seguir con la certeza de su ejecución práctica en las expresiones de base, en las asambleas de barrio y de barricada.

Así lo sintetizo uno de los participantes que sí tenía experiencia política y era capaz de teorizar:

«La APPO es en sí mismo un espacio que contiene gran cantidad de actores distintos y hasta contradictorios, ya que en ella participan por ejemplo diferentes agrupamientos triquis o conviven colectivos anarquistas con grupos de abierta tendencia estalinista. Más que una organización estructurada con líderes y reglas claras, la APPO es un espacio que conjunta a una gran cantidad y diversidad de actores distintos que guardan su autonomía, espacio donde se acuerdan acciones y se definen grandes líneas estratégicas. Esta identidad difícil de descifrar para los funcionarios de gobierno y muchos periodistas, nos ayuda entender la amplia gama de acciones desarrolladas por esta rebelión ciudadana.

 «El carácter asambleario y horizontal de este movimiento, así como la autonomía de los actores que en él participan, son elementos que caracterizan y le dan una identidad específica a la APPO; estos elementos proviene sin lugar a dudas de la rica tradición comunalista, viva en los pueblos indígenas de Oaxaca. Las Asambleas en sus muy diferentes formas, son una expresión organizativa tradicional  muy extendida en Oaxaca y responde a lo que se llama ‘democracia directa'». (Beas Torres Carlos, Ob. Cit. p. 35)

La APPO, mayor órgano construido en las jornadas oaxaqueñas, permitió la superación de diferencias ideológicas y políticas entre grupos confrontados antes del 14 de junio, así como la integración de amplias capas del pueblo en el terreno de la acción, y cuando la APPO no deliberaba algo, o lo hacía parcialmente no impedía la acción espontánea de las asambleas en los barrios y las barricadas.

De modo que la experiencia de Oaxaca nos indica que la acción no se limita a las expresiones orgánicas del movimiento, pues cuándo la dirección del magisterio llamo al retorno a clases y el retiro de las barricadas las asambleas respondieron con la «Victoria de todos los santos», la expresión más clara de dónde descansaba el poder y las decisiones, una afirmación, bien pronunciada de la toma de decisiones desde la base.

Esto no significaba una oposición o contradicción con organizaciones necesariamente jerárquicas, o, si se quiere, centralista democráticas, sino su existencia simultánea y complementaria. Sin duda un magnífico proceso revolucionario.

En cuestiones de táctica el proceso no es menos rico y aleccionador. ¿Hacia qué rumbo debe avanzar un movimiento contra el Estado y el Capital? Si bien en Oaxaca no hubo expropiaciones sí hubo, por otro lado, tendencias de sustitución (ojo, no abolición) del Estado expresadas precisamente en la anulación práctica del funcionamiento del Estado a nivel estatal (administrativamente hablando).

Como leímos líneas arriba, la táctica del movimiento en su conjunto no fue un acto premeditado, sino una respuesta al comportamiento del gobierno. A la represión, siguieron las ocupaciones de las instalaciones de la administración; al ataque y el sabotaje del gobierno, siguieron el aumento de las ocupaciones y su defensa, la ocupación de los medios de información y las vías de acceso terrestre, o lo que es lo mismo, el control territorial de la zona que gobernaba la APPO.

La APPO echó a andar parte del estado bajo su propia acción construyendo parapetos en los límites territoriales de control, de ahí que la policía federal tuviera como objetivo privar al movimiento de comunicación e información y el despeje del tránsito terrestre. Pero estas lecciones son cuestiones de arte militar únicamente. La valoración e interpretación de estas lecciones deben subordinarse al contexto y la disposición de fuerzas, así como al grado de consciencia alcanzado y la posibilidad de acción de los grupos de vanguardia, el parque, etc., etc.

No es posible discutir todas las particularidades de estas grandes jornadas, por lo que me gustaría terminar el capítulo con lo que considero una de las mayores lecciones, el proceso en el que se pasa de vecinos a compañeros; quizá el mayor logro: la ruptura con la ideología dominante, con la mentalidad mercantil y el hábito de sumisión, así como el desarrollo embrionario e instintivo de la conciencia de clase:

«Me llamo J.M. Ahora voy para 38 años. Vivo desde mucho por acá, será como más de 20 años, más tiempo en este lado de Montoya, que está cerca de Oaxaca. Nací en la comunidad de la Sierra, juntito a Talea de Castro. Por más que quise no estudié hasta tercero de primaria, pues cuando tenía por ahí de los 10 años mi padre murió y me tuve que hacer cargo de 4 hermanos y yo ya no pude, la verdad, seguir estudiando.

 «Cuando tenía como 15 años mi tío, un hermano de mi mamá, me trajo a Oaxaca, y me dejo en una casa, donde trabaje de mozo…Ahí me pagaban 100 pesos al mes… El patrón era español y tenía una tienda de ropa cerca del mercado. A veces llegaba muy enojado y a todos insultaba: a mí me gritaba, ‘¡pinche indio flojo!’, y una vez… me levanto la mano pero no dejé que me pegara. Ese día decidí salirme así nomás y hasta mi ropa deje.

 «De ahí anduve como dos años, haciendo de todo. Descargaba camiones, de vendedor en la calle, trabajé en una pollería y de ayudante de obras de construcción, de chalán…me metí a la milicia… a los tres meses nos mandaron para el Norte, allá por Chihuahua y nos ponían a caminar por la sierra por semanas… ya no aguante más y me deserté. 

 «Me fui con un paisano a Ciudad Juárez y de ahí brincamos al otro lado. Después de caminar tres días el coyote nos subió a una camioneta, y como tres días después ya estábamos en los Ángeles. Ahí duré como dos años, trabajando primero en un restorán de una señora mexicana y luego aprendí a pulir pisos.

 «Estando en el Norte me dieron recado que mi mamá estaba muy enferma y no lo pensé dos veces. Al día siguiente ya había bajado en Tijuana agarrando el avión para Oaxaca… ya había fallecido tres días antes. 

 «Ahora tengo dos hijos, uno ya va en el bachillerato y otro está en segundo grado de secundaria. 

 «A mí la política nunca me llamó. Para mi todos los políticos hablan muy bonito, pero sólo es para engañar, para que uno les de su votación y cuando ya pasa, pues ya agarró el cargo y ya ni se acuerda de la gente. Esta es la primera vez. Este 14 no se me va a olvidar nunca. Este 14 de junio, antes de las seis de la mañana, tocaron la puerta de mi casa…Era mi compadre, que llego muy preocupado para que lo acompañara pues su hija estaba en el movimiento de los maestros y habían llegado los policías a correrlos y le avisaron que había muchos heridos. 

 «Todo el centro era un desastre, como una guerra y luego andaba un helicóptero aventando latas de gases… le avisaron a mi compadre que su hija estaba bien… así fue mi primer día, casi nada más de puro mirón.

 «Cualquiera se daba cuenta que el movimiento había crecido… Pero yo no participaba para nada; es más, ni fuimos a votar, ni sabía que era esa mentada APPO. 

 «Ya siendo agosto, unos vecinos que son amistad me invitaron a que los acompañara por el rumbo de Brenamiel…La verdad yo fui por curiosidad… Ahí conocí a un señor ya mayor, que era maestro jubilado, y nos platicó que su lucha era para acabar ya con tanto ratero del gobierno. 

 «En esa barricada como les llamaban a los tapones, había todo tipo de gente, hasta señoras ya de edad, chavos y hasta me encontré a un mecánico que yo había conocido allá por San Jacinto.

 «Empecé a ir seguido al tapón. Iba con dos o tres amigos y vecinos y ahí pasábamos dos o tres horas, pues tomando café; y se platicaba sobre muchas cosas, y como me gustó el ambiente hice amistad. Y una vez hasta lleve a mi mujer y a mi hijo mayor, pues mi mujer desconfiaba y pensaba que yo andaba en otras cosas.

 «Ahí hice varias amistades y hasta me comprometí para bautizar al hijo de uno. Algunas de esas noches sentían mucho amiguismo pero también mucho nerviosismo, pues la radio de pronto avisaba que andaban las camionetas disparando y, la verdad, uno se sentía protegido por el grupo, y ahí entendí que los tapones eran para cerrarles el paso a los asesinos que, según decían, eran mismos policías, nomás que sin uniforme. Poco a poco me di cuenta que esta lucha era de las gentes más pobres, del pueblo mero y ya ni me di cuenta y ya estaba dentro. 

«Una vez saliendo del trabajo me fui a una de esas marchas, donde había muchísima gente, de tanta que íbamos caminando despacio… La pura verdad era muy emocionante ver cómo la gente aplaudía y apoyaba.

«Cuando llegaron los federales también bajamos…había bastantes gentes. Unos hasta flores les daban y otro llevaba una Virgen de Guadalupe. Pero ésos son como robots; traían órdenes y cuando la gente se juntó, ahí mismo nos mojaron con una agua que quemaba la piel. Yo ahí le dije a mi hijo que mejor se regresará a la casa, pero no me quiso hacer caso; todo el pueblo estaba muy encabronado, porque los federales nos trataban como si fuéramos los que habían matado, y a mí eso me dio mucho coraje. Ese día levantaron muchos tapones en unos camiones que traían los federales


«Cuando fue Todos Santos supe que había pelea por el rumbo de Cinco Señores pero la verdad, aunque si se jalaron varios vecinos, mi mujer me convenció de que no fuera, pues la radio decía que estaban bien duros los chingadazos… después supe de lo que pasó ese 25 de noviembre.
«Y la verdad gobernación entró para meterle miedo a la gente. Hubo mucho abuso; los policías andaban como perros con el mal madreando parejo… De a tiro la gobernación esta cabrona, pero no van alcanzar las cárceles para meter a tanto pueblo. Este Ulises, si tuviera vergüenza, se hubiera ya ido, pero no, está aperrado con el hueso. Quién sabe cuándo, pero se va a tener que ir: acá en Oaxaca mucha gente no lo quiere. A ver qué pasa… pero se me hace que esto va pa’ largo»
(J.M., trabajador entrevistado por el Prof. Inocencio Santiago, en Batalla por Oaxaca, Ob Cit. p. 203-206)

XV

Defender la táctica anarquista planeta inmediatamente la cuestión estratégica. A mi modo de ver, es imprescindible un replanteamiento estratégico; sí se afirma: “La democracia está muerta”, entonces, ¿qué se propone? En Nuevo León, los anarquistas no han sabido resolver esta cuestión satisfactoriamente.

Algunas de las personas que nos reconocemos como anarquistas en Nuevo León creímos correcto llamar al boicot anti-electoral en 2006 y a llamar a la organización en base a reivindicaciones económicas, Políticas y sociales en 2009 (organizamos una pequeña y modesta campaña que políticamente se orientaba bajo el eje estratégico de votar programáticamente).

Ambas posiciones nos alimentaron mucho como militantes, pero no conseguimos nuestro objetivo: agruparnos con otros compañeros en torno a una serie de reivindicaciones que nos permitieran trazar un programa militante transexenal.

Errores y limitaciones de esta naturaleza nos embotan necesariamente a la coyuntura. Estar sujeto a la coyuntura es estar sujeto a la inactividad o al voluntarismo el resto del tiempo que no hay efervescencia de situación.

¿Qué nos condujo a una situación tan desventajosa? En 2006 fue el carácter intransigente de nuestra política que demostraba nuestra inmadurez ideológica. Actualmente, considero que la intransigencia ideológica solo es correcta si se desarrolla en el lugar y tiempo correctos con los compañeros y las compañeras correctos; esto quiere decir, que para efectos prácticos nuestra negativa a renunciar a nuestros principios es de carácter relativo.

En 2009, la idea de promover entre la población la participación en las elecciones bajo el paradigma de expresar nuestro descontento e inconformidad impugnando las elecciones mediante la anulación reivindicativa del voto (por esto se entiende la anulación efectiva del voto mediante leyendas como: Aumento salarial, Baja a los precios de alimentos, medicinas y transportes, libertad presos políticos, etc.), me resulta aún una idea correcta.

Sin embargo, a los errores técnico-operativos y las limitaciones logísticas se sumaron el poco margen de maniobra (concentración de la campaña en muy, pero muy pocos militantes) y el equivocado juicio estratégico, derivando en el agotamiento de fuerzas y recursos sin compensación política reportada en el objetivo principal de la campaña.

2012 se nos presenta con un repliegue (en términos de acción política efectiva, militancia en la calle, pues) rayano en la desintegración. Los grupos existentes en el estado llegaron, en su mayoría (existieron posturas de abstención), a la conclusión política de participar “críticamente” en las elecciones; esta participación apuntalo las consignas de figuras y partidos socialdemócratas.

A esto se sumó la integración de sectores de la juventud no movilizada hasta entonces. Como es propio de movimientos débiles y en desventaja, el entusiasmo coyuntural alimento las más ridículas ilusiones.

El “anarquismo” local, considerado como “movimiento” (un verdadero movimiento supone, por lo menos, organizaciones, prensa permanente, agitación y propaganda sistemática…) fue nulo; y su participación a lo largo del primer semestre del año se limitó a la actividad aislada de compañeros en las distintas asambleas que se organizaron por el estado, tendiendo como calendario la agenda electoral.

Ahora bien, las lecciones derivadas de 6 años de actividad militante son concluyentes: la actividad que pueda desarrollarse en 2015 en Nuevo León deberá prepararse desde estos momentos, considerando los resultados de la intransigencia ideológica y la necesidad de pulir el juicio estratégico de las campañas que tengan como objetivo dotar de un sentido anticapitalista a las jornadas electorales que tenemos por delante (en el marco de una coyuntura explosiva que potencialice políticamente las luchas).

Tras esta experiencia, a algunos de nosotros nos parece una realidad la curva evolutiva que sigue el desarrollo de la consciencia de clase (pese a que solo pueda ser elaborada teóricamente de forma esquemática y deficiente por el momento). Esto no contradice afirmar que nadie escarmienta en cabeza ajena; esta incomprensión anterior nos llevó a la intransigencia ideológica absoluta hace casi 7 años.

La lección de 2009 nos lleva a considerar todo lo relacionado con la estrategia en lo futuro. Una adecuada planeación estratégica no solo constituye una variable clave para el triunfo particular en la larga lucha revolucionaria y una señal inequívoca de sana inteligencia política, sino que conforma la condición irrenunciable para superar las acciones dirigidas únicamente por una buena voluntad.

Un buen juicio estratégico permite mitigar las limitaciones logísticas y la reducción del margen de maniobra, así como prevenir errores técnico operativos. Concretamente, para los anarquistas que defendemos el voto programático, esto significa combinar el trabajo militante realizado diariamente en los centros de trabajo, escuelas y barrios con las campañas de agitación subordinadas al calendario electoral.

Esto significaría concentrar las fuerzas para ampliar el margen de maniobra  y no dispersar (en sentido geográfico) los reducidos recursos a los que nos vemos involuntariamente reducidos en áreas no vinculadas con el trabajo militante independiente de los sufragios. Para nosotros esto tendría mucho sentido, pues corregiría errores técnico-operativos (reorientación en las rutas de propaganda a zonas de trabajo militante) y reduciría las limitaciones logísticas (diversificación y abaratamiento de la propaganda de información, formación y agitación).

Básicamente, considero que estos son los ejes de las tareas por lo menos durante los próximos tres años. A estas tareas necesitamos sumar la naturaleza de las condiciones actuales, pues dichas condiciones están lejos de facilitar las tareas derivadas de la posición estratégica del voto programático. ¿Cuáles son estas condiciones?

En general, continúan siendo las de años anteriores (un estancamiento evolutivo en el movimiento). Ideológicamente, en Nuevo León, el anarquismo difícilmente se ve diferenciado (por compañeros que no sean de tendencia anarquista) de la contracultura o de la apología verbal de la radicalidad y la violencia. Es posible superar este lamentable estado.

Una primera condición sería crear un corriente de opinión (prensa regular, campañas sistemáticas de organización, agitación y propaganda permanentes). Otra sería que el anarquismo local realice la crítica peramente del sistema capitalista concreto (política del gobierno local) y denuncie lo inevitable del empeoramiento de las condiciones de vida de la población entre los trabajadores y el resto de la raza jodida.

Estas medidas permitirían al anarquismo local crecer ideológicamente y construir las condiciones para abrirse paso a la existencia de sí como corriente política de acción a nivel local (aumento de militantes anarquistas coordinados entre sí, vinculación orgánica con nuestros la masa de nuestra clase).

En el plano político no solo los anarquistas presentan deficiencias. El grueso de organizaciones e individuos que formamos el movimiento local nos vemos sometidos a la coyuntura y nos vemos presos de la incapacidad de responder al gobierno local por lo menos reactivamente (como lo demuestra el aumento al transporte público, el fortalecimiento de la policía, la presencia del ejército, el alza en los alimentos, etc.); también se nota en la reducida participación que tenemos a nivel nacional para defendernos colectivamente de los ataques de políticos y capitalistas (Reforma laboral, 1-D, Reforma educativa…).

También este problema está sujeto a solución. Los individuos y las organizaciones del movimiento local debemos entender de una vez por toda la necesidad de unir fuerzas en la construcción de espacios de elevación política y militante y afianzamiento filial entre compañeros (Bibliotecas como Portón Negro, comedores como el que busca organizar AEUANL, radios, etc….)

Definitivamente, la construcción de redes de comunicación permanentes que nos permita informarnos como población lo que el gobierno y los medios ocultan (a nivel zona, municipio, sector, etc.) nos es necesario, a modo de generar nuestros propios polos informativos, sobre todos los asuntos de la vida pública local y nacional.

Otra medida impulsada por las necesidades de la lucha es el pertrechamiento legal del movimiento es su conjunto (construcción de lazos con abogados democráticos, formación jurídica básica de los involucrados, análisis de los proyectos de ley de gobierno y sus calendarios legislativos y políticos) a fin de planear más eficientemente la acción y prevenir lo más posible la represión.

En los márgenes de la elevación continua del movimiento se perfila necesaria la generación y organización de foros permanentes de naturaleza informativa, analítica y deliberativa a nivel ideológico y político como condición necesaria de nuestro desarrollo y fortalecimiento.

En el campo de la acción, el movimiento debe acreditarse ante el resto de la población explotada y oprimida, proyectándose como la oposición organizada y seria a las políticas anti-populares del Gobierno (nuevamente: transporte, educación, impuestos). El movimiento debe ganar prestigio y pasar de ser el grupito de grilleros a ser la alternativa política de los jodidos de Nuevo León.

Bajo esta perspectiva estratégica de unidad de acción, creo que será posible ampliar nuestras capacidades de maniobra de frente al proceso electoral local de 2015 y buscar potencializar nuestro trabajo militante y sus consignas. Desde este punto de vista particular, cualquier tentativa que no contemple las limitaciones y errores que se acaban de describir degenerará en oportunismo y desmoralización. A mi entender, este es el problema fundamental del militante consciente de la clase desposeída.

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He finalizado la interpretación y el análisis de algunos episodios de la democracia nacional. Puedo concluir que bajo esta perspectiva, la democracia (de palabra) y las elecciones no constituyen una solución integral a las contradicciones de la sociedad capitalista. He tratado de argumentar la impaciencia ante la falsa salida que representa el camino gradualista por realista y sobrio que se nos presente. No insisto más sobre este punto.

A lo largo del ensayo, se realizó una defensa insistente de la democracia de obra, manifestada de muchas maneras en nuestro país desde 1910. Sí bien no comparto la ilusión en las elecciones y sus mecanismos, tampoco se presta solidaridad a la ingenuidad o al infantilismo hacia los problemas que se planeta todo el aparato democrático en nuestro país.

No es de mi interés  cívico fortalecer gradualmente las instituciones que constituyen solamente concesiones menores a costa de nuestra independencia y nuestra autonomía política de clase. Por el contrario, se busca desarrollar la democracia a pesar, en contra de ellos.

Siendo para algunos de nosotros la democracia un acto, una obra, un compuesto de acciones, queremos construirla desde la vida cotidiana, con la compañera, con la familia, con los amigos, con los carnales del jale, con los compas del movimiento.

En calidad de socialista crítico, anarquista táctico y revolucionario práctico la cuestión de la democracia se presenta, en última instancia, como la cuestión del Poder. El Poder no es otra cosa que el gobierno del hombre sobre las cosas. En México, el desarrollo y el proceso de la lucha de clases confirma algunas sentencias socialistas, como la ley de desarrollo desigual y combinado (Trotsky) y que la lucha por el Poder (por construir nuestro Poder) parece seguir rumbos similares a los que se sigue en una guerra combinada de movimientos y posiciones (Gramsci).

Es necesario construir nuestra dirección (partidos, organizaciones y grupos de revolucionarios profesionales), nuestra organización (órganos de masas genuinamente democráticos –asambleas, ligas, asociaciones, consejos, sindicatos, etc.) y nuestra violencia armada (guerrillas, grupos urbanos armados, sistemas de inteligencia, unidades militares, etc.) y fundirlos en una única acción militante, solidaria y simultánea, de los oprimidos y explotados del México Popular.

Entendemos que la irrealización objetiva de las mayores conquistas históricas de la democracia burguesa para los más de 100 millones de habitantes de nuestro país constituye la base fundamental sobre la que ha de generarse el clima social para la ruptura ideológica y política con el capitalismo y el Estado. Esto significa también, en este proceso contradictorio, la apertura, en el contexto de la irrealización, a las más amplias masas de la población a la asimilación y realización del programa socialista del presente siglo (Luxemburgo).

En la segunda década del siglo XXI, continuamos esforzándonos por construir una sociedad de hombres y mujeres libre; de a poco, vamos aprendiendo.

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2 comentarios sobre “Un anarquista a la juventud regiomontana: Democracia y las elecciones

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